29.11.2017

Los vestidos de Frida Kahlo

Por James Oles
Nickolas Muray: Frida con su halcón, 1939.

En abril de 2004, después de la muerte de Dolores Olmedo, presidenta del fideicomiso que dirigía la Casa Azul de Frida Kahlo desde los años 50, su hijo tomó la decisión de abrir unos cuartos donde Rivera y otros habían guardado, rápidamente, documentos, ropa, y posesiones personales de Frida Kahlo después de su muerte en 1954. Allí descubrieron todos sus vestidos e indumentaria, los rebozos y la joyería que formaban parte del teatro de su vida, ropa que contribuía a una personalidad compuesta, inventada, y conscientemente nacionalista.

Los vestidos de Kahlo han sido a menudo analizados en relación a su marido Diego Rivera (como lo que él quería que ella usara), a su accidente (vestidos largos para ocultar su pierna) o incluso a sus filiaciones políticas, aunque sus atuendos ceremoniales y más bien lujosos poco tenían de “proletarios”. Los atuendos como estos eran vistos como indígenas, pero eran en realidad el resultado de mezclas culturales y del mestizaje, tan importante para construir una identidad nacional mexicana en el periodo posrevolucionario.

Además, sabemos que los atuendos de Kahlo eran poco “auténticos”: ella mezclaba elementos de diferentes lugares, incluyendo textiles que compraba en la Ciudad de México o en París, incluso usando zapatos bordados de China. Sin embargo, en mi conferencia voy a evitar la discusión sobre la antropología de sus atuendos, que ella usaba a su manera y no según las costumbres locales. Me interesan especialmente tres cuestiones: primero, de dónde sacó la idea para usarlos de ese modo; segundo, por qué se sintió empoderada para hacerlo; y tercero, por qué escogió estos atuendos y no otros.

Anticipo de la conferencia Frida Kahlo y el travestismo cultural en México, que el investigador especializado en arte mexicano James Oles brindará en Malba el miércoles 6 de diciembre. 

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