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La Academia Pitman
de la música moderna

Juan Carlos Paz, uno de los compositores latinoamericanos más importantes del siglo XX, había definido así la producción que bajo la órbita de Alberto Ginastera, su contrafigura, se llevaba a cabo en los estudios que el Instituto Di Tella había dispuesto para el CLAEM (Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales) con el auspicio de un subsidio de la Fundación Rockefeller. Medio siglo después de la polémica estética, la producción que sobrevive en este soundtrack se asemeja a un mensaje encapsulado que al abrirse solo deja lugar al asombro. ¿Realmente pasó esto en Buenos Aires? ¿Cómo puede pensarse que al margen de todo, hasta del rumor incandescente del mismo ITDT, músicos académicos y técnicos permanecían aislados en el microcentro de la ciudad llevando la composición a paisajes sonoros que aun hoy permanecen en estado virgen, pidiendo (o no) ser descubiertos

Los cuarenta minutos de música electroacústica, la denominación más extendida para este tipo de obra, contemporáneos a las investigaciones ópticas de Julio Le Parc que fueron elegidos para la experiencia Extraños en la Noche sobrevivieron al paso del tiempo, las instituciones y la tragedia cultural argentina.

Físicamente representadas en carretes de cinta abierta, estas obras pasaron del ITDT a la Municipalidad de Buenos Aires bajo la órbita del CICMAT (Centro de Investigación en Medios de Comunicación Masiva, Arte y Teecnología) que funcionaba en el Centro Cultural San Martín y donde se grabaron también algunas de las piezas incluidas en este programa. Ya a principios de los 80, las cajas hicieron el viaje desde el edificio de la calle Sarmiento al futuro Centro Cultural Recoleta donde quedaron protegidas por el LIPM (Laboratorio de Investigación y Producción Musical), que heredó además la conducción de Francisco Kropfl y los desarrollos tecnológicos visionarios del ingeniero Fernando Von Reichenbach.

En uno de los estudios del LIPM, durante mayo y junio, escuché el material que desde hace un año viene digitalizando el músico electrónico Gabriel Lucena (Entre Ríos, Miranda!). Decidimos hacer una mezcla que pusiera en foco la producción como una única obra que transita entre el silencio y el ruido, los sonidos heredados de la tradición y aquellos propios de la tecnología del siglo XX, los de compositores argentinos y de Chile, Perú y Colombia.

La luz de Le Parc, al fin, puesta en espejo con una música que se está escapando continuamente de nuestra percepción. Como sombras, como extraños, en la noche artificial de la sala.

Texto de Fernando García, programador del ciclo Extraños en la noche.


Extraños en la Noche

Programas I y II

Contiene fragmentos de obras de: Hilda Dianda (“Después el silencio”, “Encantamientos”); Dencias Marcano (“Sin título”) ; Gerardo Gandini, Gabriel Brncic, José Maranzano y Francisco Kropfl (“Improvisación”); Gabriel Brncic (“Música 1973”), Beatriz Lockhardt (“Ejercicio 1”), Jacqueline Nova (“Oposición-Fusión”), Julio Viera (“Mutaciones, matriz 1 y 2”), César Bolaños (“Interpolaciones”) y Pierre Camtomesa (“Sin título”).

Instrumentos utilizados: piano, guitarra eléctrica, cuerdas, cintas pregrabadas, conversor gráfico Analógico, sintetizadores, computadora IBM, osciladores de frecuencia y generadores de onda.

Duración total: 39 minutos, veinte segundos.

Agradecimiento especial a Claudio Patricio Masetti, director del Centro Cultural Recoleta, y a Javier Lichman, director del Laboratorio de Investigación y Producción Musical.

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