Cuando junto a los curadores Leah Dickerman y Luis Pérez-Oramas comenzamos a discutir nuestros planes para crear una nueva sala dedicada al arte de la Modernidad Mexicana de las décadas de 1930 y 1940 –la cual se abrió en mayo de 2009– Fulang-Chang y yo de Frida Kahlo era una de las obras que estábamos seguros que queríamos incluir. Teníamos la intención no solo de mostrar la pintura, sino de colgarla junto al espejo que Kahlo hizo para acompañar la obra, por razones que explicaré más adelante.

Para mí, este autorretrato es una de las obras más intrigantes de la colección de pinturas y esculturas de MoMA. A pesar de que Kahlo no contaba con una formación artística formal, leía vorazmente en tres idiomas (español, inglés y alemán) y se valía de un sofisticado conocimiento de la historia del arte para realizar sus trabajos. ... Seguir leyendo