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Gabriela Cabezón Cámara en el ciclo Conversaciones

Gabriela Cabezón Cámara conversa con Malena Rey en una Biblioteca que explota de gente. Hablan de muchas cosas, sus novelas, sus lecturas, su militancia, sus talleres, sus proyectos. 

Comienzan con su última novela, Las niñas del naranjel: “Lo primero que tuve fue esta primera persona medio fluvial, medio exuberante, que se viste de varón y quería ser hombre porque quería ver mundo. Catalina y luego Alfonso/ Antonio le encuentra la vuelta. En esa época había otro sistema de géneros, pero si alguien era soldado tenía que ser hombre. Entonces se hace soldado”.

“A mí la voz de la monja es lo que me sale fácil. Pero la idea de escribir es sentirme viva, que me desafíe. Me gusta hacer lo que me cuesta, que no me sale fácil, que me dé placer. No volverme burócrata de la escritura. Digo placer en el sentido de que te vibra el cuerpo, no algo lindo. Las primeras 60 páginas las reescribí 20 veces”.

“La conquista no terminó, no está resuelta. Pero prefiero vivir en un país colonial donde la conquista no termina nunca pero podemos vivir con un poco de luz. Me dicen, vos porque podés vivir, y la respuesta es sí. Y creo que tenemos que luchar para que todos tengamos un poco de luz, cada persona, animal, todos”.

“Para describir la selva fui. No encontré tantos textos de la selva paranaense. Sé que debe haber pero no encontré, así que fui con el fotógrafo Emilio White, a quien les recomiendo que sigan por Instagram. Horas y horas en silencio en un barrero que queda en el Parque Nacional Iguazú. Yo no soy una persona con mucha paciencia y me costó al principio, las primeras horas. Volví y reescribí toda la novela!.

“Cárdenas, Wiener y sumo a Gabriela Larralde con La Pez. No sé por qué somos tantos escritores pensando en lo colonial ahora. Hace 20 años vivíamos una estructura colonial y hace 100 también. Supongo que es una mezcla de cosas: por el extractivismo enardecido, los presidentes que tuvimos que quieren ser colonia. Es el momento urgente. El tercer Malón por la paz. Toda la cuestión del litio y cómo lo estamos regalando por nada, a diferencia de Chile y Bolivia por ejemplo. Eso de pensar que vamos a descubrir algo que nos va a hacer ricos como la soja y el litio es falso. ¿Cómo se arregla esto? Hay que pensar. Pero parece que los políticos no están pensando. No hay imaginación. Nadie está proponiendo una nueva épica. Algo que te dé ganas de mirar para adelante”.

“De Las aventuras de la China Iron la parte de trabajar con la mística del Martín Fierro para mí fue una belleza. También me gusta mucha esa tradición. Para mí ese trabajo fue muy divertido y muy amoroso. Yo lo que quería era que la vida de ella fuera muy feliz, gozosa, no como la de Fierro al que le destruyeron la vida. Además para tener una imaginería propia. El imperio se universaliza entonces nos parece muy normal un western o la música en inglés. 
De la película que se está preparando, me encantan el director Alejandro Fadel y la productora Agustina Llambi Campbell. Considero que un libro en una película es solo una parte. Ellos van a hacer su película y el libro es un insumo, no me puedo meter ni nada. ¿Tratar de controlar la obra de otro? ¡No! Estoy dispuesta a sorprenderme gratamente".

“Mis tres primeros libros me parece que sí fueron una trilogía involuntaria. No lo había pensado así. Que tenían algo de una rabia que ya no tengo. Me cansé. Tenían algo del trabajo con la lengua que me sigue interesando mucho. Como una construcción de una música. La mezcla de registros que me sigue interesando”. 

“La escritura como forma de subsistencia es azarosa. Es una apuesta de riesgo. Y aunque fueras cínica y dijeras voy a escribir esto para vender igual no se sabe qué va a vender. No hay fórmulas. Pero puede pasar y en ese sentido la China me dio muchas alegrías. El periodismo lo fui dejando, la escritura formal también. Pero sigo dando charlas, talleres, escribo algunos artículos.

Los talleres siento que van por carriles bastantes separados de mi escritura. Siento que el rol del tallerista es muy interesante y muy cariñoso. Yo no sé si se enseña a escribir pero sí se acompaña. En escritura 1) no hay fórmula y 2) lo único que garpa es la singularidad.
Y esa posibilidad de dejarse atravesar algo más grande que vos. Leer mucho, disfrutarlo. Ir para donde disparás e ir cada vez más lejos. Pero ir en tu mambo, con tus obsesiones”.

En los próximos días estará disponible la entrevista completa en el canal de Youtube del museo.

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