Diario
Exposiciones

Por Gunnar B. Kvaran

Exposiciones

Las Instrucciones
de Yoko Ono

Por Gunnar B. Kvaran

Fragmento del ensayo "Instrucciones y narrativas", extraído del catálogo que acompaña la muestra Yoko Ono. Dream Come True, del 24 de junio al 31 de octubre en MALBA.

24.06.2016

Exposiciones

Claudia Andujar, memoria e idilio

En la década de 1970, Claudia Andujar tomó imágenes de la ciudad de San Pablo desde una perspectiva cenital, del mismo modo que lo había hecho en la Amazonia de la tribu Yanomami.

09.05.2016

Por Magdalena Pardo

Exposiciones

Narrativa abismal: escritos instantáneos en el MALBA
Por Magdalena Pardo

Una crónica en primera persona sobre la experiencia de haber participado en una obra de la artista Dora García.

03.05.2016

Exposiciones

Jeff Koons presentó su obra Ballerina en MALBA

Más de 600 personas se acercaron ayer al museo para la presentación de Ballerina en la explanada y para conocer a su creador, el célebre artista norteamericano Jeff Koons.

15.04.2016

Por Andrés Duprat

Exposiciones

La noche de los museos, de Jorge Macchi
Por Andrés Duprat

Texto curatorial de Andrés Duprat, Director Ejecutivo del Museo Nacional de Bellas Artes.

12.04.2016

Exposiciones

El cuarto de las cantantes, de Jorge Macchi y Edgardo Rudnitzky

El cuarto de las cantantes es una instalación basada en el poema “Adiós”, de Idea Vilariño.

21.03.2016

Exposiciones

Jorge Macchi Perspectiva, por Agustín Pérez Rubio

Texto presentación de la muestra que puede verse hasta el 23 de mayo en la sala 3 de MALBA.

17.03.2016

1944 A los trece años tuve el primer encuentro con los “marcados para morir”. Fue en Transilvania, Hungría, a fines de la Segunda Guerra. Mi padre, mi familia paterna, mis amigos de la escuela, todos iban con la estrella de David visible, amarilla, cosida a la ropa a la altura del pecho para identificarlos como “marcados”, para agredirlos, intimidarlos y luego deportarlos a los campos de exterminio. Algo terrible estaba por ocurrir, y se sentía en el aire. En medio de aquel clima de perplejidad, Gyuri me invitó a dar un paseo por el parque. Fue una confesión de amor; sólo así puedo referirme a su deseo de que estuviéramos juntos. Lo hacíamos guiados por la intuición. Se trataba de un paseo sólo para poder decirme: “Vamos a la misma escuela. Me fijé en ti. Eres especial y bonita.” Yo también lo buscaba por la calle, día tras día, siempre a la misma hora. Sabía que lo iba a ver pasar caminando. Siento la emoción apretándome la garganta. Aquel día de junio de 1944 decidimos encontrarnos y confesarnos lo que sentíamos. El chico judío estaba marcado con la estrella amarilla, el mogendovid. Tenía quince años, y yo, trece. Caminamos emocionados, sin hablar, mirándonos furtivamente. Sabía que estaba ocurriendo algo importante. Era el nacimiento del amor. Sentía un hormigueo en la piel. Al final del paseo recibí un beso tímido y silencioso, que apenas tocó mi boca. Recuerdo que los labios me quedaron ardiendo durante horas. Uno nunca se olvida de un amor en circunstancias tan especiales. Al mostrarme con Gyuri públicamente, sabía que estaba desafiando mi época. Nunca más lo volví a ver. Durante años, guardé un retrato de él en el medallón que usaba colgado al cuello. 1980 Casi cuarenta años después, cuando ya vivía en el Brasil como fotógrafa comprometida con la cuestión indígena, acompañé a algunos médicos en expediciones de asistencia sanitaria. A partir de 1973, durante los años del “milagro brasilero”, el territorio Yanomami en la Amazonia brasilera fue invadido a causa de la apertura de una ruta. Junto con la minería y la búsqueda de oro, diamantes y estaño, florecieron los sitios de explotación clandestinos y no tan clandestinos. Muchos indios se convirtieron en víctimas y quedaron marcados por aquellos tiempos oscuros. Nuestro modesto grupo de salvación –apenas dos médicos y yo– se internó en la selva amazónica para comenzar a organizar el trabajo necesario en el área de salud. Una de mis actividades consistía en llevar el registro de las comunidades yanomami en unas fichas. Para eso, colgábamos al cuello de cada indio una placa con un número. Era un intento de salvarlos. Sin duda creamos una nueva identidad para ellos, desde un sistema ajeno a su cultura. Mediante estas imágenes, hechas en aquella época, pretendo mostrar las circunstancias que rodearon aquel trabajo. No se trata de justificar la marca que colocamos en sus pechos, sino de explicitar que ese signo se refiere a un terreno sensible, ambiguo, que puede provocar consternación y dolor. El mismo dolor que sentí, por amor, al pisar el pasto del parque. El amor imposible con Gyuri. Él murió en Auschwitz, en aquel mismo año de 1944. 2008 Es este sentimiento ambiguo lo que me lleva, sesenta años más tarde, a transformar el mero registro de los yanomami como “personas” –marcadas para vivir – en obra que cuestiona el método de rotular seres con cualquier fin. Hoy veo este esfuerzo objetivo por ordenar e identificar a una población en riesgo de extinción como un trabajo en la frontera de una obra conceptual. Claudia Andujar [nacida Claudine Hass], 2009.

Exposiciones

Circunstancias, por Claudia Andujar
1944 A los trece años tuve el primer encuentro con los “marcados para morir”. Fue en Transilvania, Hungría, a fines de la Segunda Guerra. Mi padre, mi familia paterna, mis amigos de la escuela, todos iban con la estrella de David visible, amarilla, cosida a la ropa a la altura del pecho para identificarlos como “marcados”, para agredirlos, intimidarlos y luego deportarlos a los campos de exterminio. Algo terrible estaba por ocurrir, y se sentía en el aire. En medio de aquel clima de perplejidad, Gyuri me invitó a dar un paseo por el parque. Fue una confesión de amor; sólo así puedo referirme a su deseo de que estuviéramos juntos. Lo hacíamos guiados por la intuición. Se trataba de un paseo sólo para poder decirme: “Vamos a la misma escuela. Me fijé en ti. Eres especial y bonita.” Yo también lo buscaba por la calle, día tras día, siempre a la misma hora. Sabía que lo iba a ver pasar caminando. Siento la emoción apretándome la garganta. Aquel día de junio de 1944 decidimos encontrarnos y confesarnos lo que sentíamos. El chico judío estaba marcado con la estrella amarilla, el mogendovid. Tenía quince años, y yo, trece. Caminamos emocionados, sin hablar, mirándonos furtivamente. Sabía que estaba ocurriendo algo importante. Era el nacimiento del amor. Sentía un hormigueo en la piel. Al final del paseo recibí un beso tímido y silencioso, que apenas tocó mi boca. Recuerdo que los labios me quedaron ardiendo durante horas. Uno nunca se olvida de un amor en circunstancias tan especiales. Al mostrarme con Gyuri públicamente, sabía que estaba desafiando mi época. Nunca más lo volví a ver. Durante años, guardé un retrato de él en el medallón que usaba colgado al cuello. 1980 Casi cuarenta años después, cuando ya vivía en el Brasil como fotógrafa comprometida con la cuestión indígena, acompañé a algunos médicos en expediciones de asistencia sanitaria. A partir de 1973, durante los años del “milagro brasilero”, el territorio Yanomami en la Amazonia brasilera fue invadido a causa de la apertura de una ruta. Junto con la minería y la búsqueda de oro, diamantes y estaño, florecieron los sitios de explotación clandestinos y no tan clandestinos. Muchos indios se convirtieron en víctimas y quedaron marcados por aquellos tiempos oscuros. Nuestro modesto grupo de salvación –apenas dos médicos y yo– se internó en la selva amazónica para comenzar a organizar el trabajo necesario en el área de salud. Una de mis actividades consistía en llevar el registro de las comunidades yanomami en unas fichas. Para eso, colgábamos al cuello de cada indio una placa con un número. Era un intento de salvarlos. Sin duda creamos una nueva identidad para ellos, desde un sistema ajeno a su cultura. Mediante estas imágenes, hechas en aquella época, pretendo mostrar las circunstancias que rodearon aquel trabajo. No se trata de justificar la marca que colocamos en sus pechos, sino de explicitar que ese signo se refiere a un terreno sensible, ambiguo, que puede provocar consternación y dolor. El mismo dolor que sentí, por amor, al pisar el pasto del parque. El amor imposible con Gyuri. Él murió en Auschwitz, en aquel mismo año de 1944. 2008 Es este sentimiento ambiguo lo que me lleva, sesenta años más tarde, a transformar el mero registro de los yanomami como “personas” –marcadas para vivir – en obra que cuestiona el método de rotular seres con cualquier fin. Hoy veo este esfuerzo objetivo por ordenar e identificar a una población en riesgo de extinción como un trabajo en la frontera de una obra conceptual. Claudia Andujar [nacida Claudine Hass], 2009.

Este texto autobiográfico acompaña la muestra Claudia Andujar. Marcados, que reúne más de ochenta fotografías blanco y negro de esa serie.

07.03.2016

Poema-obra perteneciente a la serie Afganistán, 2011-2014

Exposiciones

1943, por Francis Alÿs
Poema-obra perteneciente a la serie Afganistán, 2011-2014

Poema-obra perteneciente a la serie Afganistán, 2011-2014. Esta obra, una reflexión sobre el rol del artista en contextos de conflictividad extrema, es parte de la exposición Francis Alys. Relato de una negociación.

19.11.2015