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El ojo del diablo
De Ingmar Bergman

“La castidad de una mujer es un orzuelo en el ojo del diablo”. Este proverbio irlandés es la excusa de un film que resulta particular dentro de una filmografía que se prepara –al menos en términos cronológicos– para la trilogía más personal. La castidad de una joven se convierte en un desafío para Satanás, quien, atareado y lleno de preocupaciones, elige a Don Juan para que lo represente. Después de tres siglos de inactividad, Don Juan debe seducir a la muchacha y, por qué no, a todo su entorno. El humor es poco usual en Bergman; sin embargo, es un condimento esencial en esta película que roza el juego filosófico y la exploración teatral. El director demuestra pasión y ductilidad en la comedia mientras aborda temas como la castidad, la sexualidad y la familia.

“El diablo tiene en el ojo lo que muchos llamarían un orzuelo. Sus diabólicos asesores lo atribuyen a que ha quedado en la Tierra una mujer virgen y sumamente casta, que incomoda al Diablo a larga distancia. Y del Infierno a la Tierra sale entonces Don Juan, con la misión expresa de seducir a la virgen en cuestión. (…) El resultado es muy grato, ante todo porque el diálogo contiene formidables torneos verbales de personajes muy inteligentes, sobre el registro completo de Amor, Sexo, Fidelidad, Ilusión y Castidad, y después porque el elenco tiene la homogeneidad y la excelencia habituales del cine sueco, donde hasta una viñeta lateral está siempre a cargo de un gran intérprete. Bergman escribe periódicamente alguna comedia, quizás como desahogo de inquietudes mayores, quizás como ejercicio profesional, quizás como necesidad industrial para dar variedad un cine sueco cuya exportación depende básicamente de lo que él quiera y pueda filmar”. Del libro Ingmar Bergman, un dramaturgo cinematográfico (Montevideo, 1964) de Emir Rodríguez Monegal y HAT.

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Ficha técnica

El ojo del diablo (Djavulens oga, 1960) c/Jarl Kulle, Bibi Andersson, Stig Järrel, Nils Poppe, Gertrud Fridh, Axel Düberg. 87’.