Literatura
Programación
2019

Curso
Introducción a la obra de Osvaldo Lamborghini

Por Ricardo Strafacce
Viernes 12, 26 de abril, 10 y 17 de mayo de 18:30 a 20:30. Biblioteca

La obra de Osvaldo Lamborghini (1940-1985) fue leída en el momento de su emergencia (década del ’70) con asombro, admiración y escándalo por un pequeño círculo advertidos de que algo nuevo, o, al menos, novedoso había ocurrido en la literatura nacional. La singularidad de esa obra (El fiord, Sebregondi retrocede y Poemas), cuya extravagante brevedad (algo así como cien páginas) y la extrema visibilidad sexual que podía percibirse en ella no eran datos menores, sumada a las leyendas y relatos que circulaban sobre la vida del autor, contribuyeron a erigirla en un mito. Un mito que, como suele ocurrir, obturó durante muchos años su estudio e incluso su lectura. El carácter prácticamente inhallable de esos tres libros breves empezó a cerrar el círculo. Y un texto oportunista y nada lamborghiniano (“El niño proletario”), incluido con evidente forzamiento en Sebregondi retrocede, clausuró toda posibilidad de leer. “Lamborghini es ‘El niño proletario‘” se pensó, e incluso se dijo, y todo el mundo quedó tranquilo: ya no era necesario estudiar a un autor tan incómodo.

Pero a comienzos de 1989 se distribuyó en Buenos Aires Novelas y cuentos, que reunía buena parte de la obra inédita (y desconocida) que Lamborghini dejó a su muerte. Compilada por César Aira y editada por la casa española Del Serbal, esa publicación hizo que todo cambiara. O casi todo. Porque mientras el campo literario se agitó módicamente con la aparición de Las hijas de HegelSebregondi se excede, El Pibe Barulo, La causa justa, muchos (con honrosas excepciones) siguieron atados a sus perezas: Lamborghini seguía siendo “El niño proletario”. Con lo cual los tesoros contenidos en el volumen español Novelas y cuentos quedaron, nuevamente, en esa brumosa instancia mítica que parecía perseguir a esa obra con obstinación. La edición de la saga Tadeys en 1994 no corrió mejor suerte. Si algo mostraban estas publicaciones era que El fiord era la punta del iceberg, que algo nuevo volvía a aparecer, ahora con inusitada fuerza, y que había una obra para leer.

El objetivo de este curso es brindar a los participantes una idea de lo que es Osvaldo Lamborghini, un autor que parece difícil de leer, tanto por su temática como por su estilo, y que sin embargo tiene una influencia  absoluta y determinante en la literatura argentina del siglo XXI. Resistido hasta donde se pudo por el paradigma realista-institucional de la representación, esa obra habla, con artes de ventriloquía, en todo lo que leemos.

Costo: $1800.
Descuentos especiales para Amigos Malba. Jubilados y estudiantes con credencial: -15%. Descuentos no combinables.
Inscripción en recepción de lunes a domingos (excepto los martes) de 12:00 a 19:30. 

 

Inscripción online

Un fragmento de Lamborghini

Mi padre era un pobre loco: loco de frac en el burdel, haciendo brindis por la revo, revolución del 43. El “asesor” del general Savio: —Mi padre no, tu marido: —Era tu padre —interrumpe mi madre [...] Un día Perón (9 de marzo de 1947) lo mandó llamar. Se puso los anteojos —Perón los destellaba para leer— repasó las hojas de una carpeta Gankreen y dijo: —Aquí falta algo, Lamborghini m’hijo, aquí falta algo —sí, así le dijo, y era (¿y qué otra cosa podía ser?) lo que faltaba, lo único que faltaba, era seguro (nada de acaso) una parva loca, un soberano montón de mangos. Soberano, pero no en el sentido Bataille del término soberano. Sino, más bien: sorber ano. El proyecto delirante, “south americ ano”, a lo Savio, de la fabricación de tanques a granel, con (casi sin) chirolas, más baratos. Resultado: el afano. Dinero con b larga, gastado en un ‘sabio’ expatriado (venía a casa, hablaba 22 charlas, y se volvió loco con la sierva riojana —hubo que cedérsela—, una menor [...] Mi padre total: ya se la había garchado, igual, también mi hermano mayor: él siempre ligaba algo. Yo, asido. Paja. Paja. Otra paja. Otra vez, paja, asa: El Niño Taza [...] nada más cierto que vivíamos bien: siempre algún vómito de escocés en la salita-sala, antecámara del Salón. Cagábamos opíparamente, pero —tu marido— tu marido. Pero tuvo el perro que delirarse y delirar: ¡industria pesada! Descubierto el afano (más que ello, la inepcia, la cobardía, la estupidez) sabés que Perón a tu, tu marido, ni siquiera lo quiso sancionar, no le concedió ni eso, ni eso. Uno de tantos lo dejó ser: un payaso. El sol para nosotros no iba a ser, no iba a salir, no [...] Vaya, Lamborghini vayat, vayallí. Ni quiero—hete aquí lo que Pére Perón a mi Padrelé/decía— enterarme cómo, deshágase del "savio", vamos, deshágase.

—Extraído de Sebregondi se excede, 1981.

Ricardo Strafacce

Nació en Buenos Aires en 1958. Publicó Osvaldo Lamborghini, una biografía (2008), César Aira, un catálogo (2018) y las novelas El crimen de la Negra Reguera (1999), La banda del Dr. Mandrile contra los corazones solitarios (2006), La boliviana (2008), La transformación de Rosendo (2009), Carlutti y Pareja (2010), Crímenes perfectos (2011), El Parnaso Argentino (2012), Frío de Rusia (2013), La novelita triste de Osvaldo Lamborghini (2013), Gerardo y Mercedes (2013), La conversación (2014), Ojo por diente seguida de El chino que leía el diario en la fila del patíbulo (2014)  y La escuela Neolacaniana de Buenos Aires (Blatt & Ríos 2017). En poesía publicó Bula de lomo (2011), De los boludos no tenemos la culpa (2012), Pelo de Cabra (2015) y Anna Livia Bolivianna (2018), y en teatro publicó La editorial (2014). Tuvo a su cargo la antología Nuestro iglú en el Ártico, relatos escogidos de Mario Levrero (Criatura Editora, 2012). En 2014 recibió el Premio Konex y en 2016 el Premio Municipal de Literatura. Fue traducido al francés y al hebreo.

Programa

Clase 1.Contextos. Presentación del autorLa escuela pública, la Unidad Básica, el primer peronismo, la clase media, el hermano mayor (“Diez escenas del paciente”), el hijo de la vejez, el derrumbe (económico) de la familia, la Necochea de los daneses, el imperativo de realización paterno-sanmartiniano, la mirada de la madre (“Loco sí, boludo no”), el temprano matrimonio, la militancia sindical. El fiord y Sebregondi. Los guiones de historieta. El deseo de la obra.

Clase 2. Imaginarios.El guevarismo. La militancia sindical. El peronismo clásico, la sensación de haber llegado demasiado tarde a un paraíso irrecuperable, el escritor “genial” que no escribe, el secreto inconfesable que deja de ser secreto (otra carta robada) cuando se escribe y se lee como literatura (“Primero publicar, después escribir”), la fantasía de ser leído póstumamente, la temprana muerte.  La nostalgia de no ser mujer.

Clase 3. Procedimientos.La música de la poesía gauchesca metida adentro de la prosa, lo no lamborghiniano de “El niño proletario”, los juegos de palabras como coartada para no narrar aquello que se debey, al mismo tiempo, se teme(“Le temo a mi tema”) narrar, la narración metida adentro de los poemas, la rima y la métrica en la prosa, la inversión final de esta distribución, las infinitas posibilidades narrativas de una pornografía no pornográfica.

Clase 4. El cielo de Sade. Tadeys o la venganza de los niños cortesanos. El sexo glacial. El imperio lingüístico. Las voluptuosidades de una nomenclatura imperial. La concienzuda blasfemia. El fraude de la pornografía y su desbaratamiento. La pornografía poética. La obra escritapóstumamente. Una causalidad desquiciada. La homofobia deseante. El voyeurismo deseoso. La pansexualidad, no como delectación erótica (y, mucho menos, pornográfica), sino como motor narrativo. El determinismo sexual de la infancia.

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