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Hamaca paraguaya
De Paz Encina

HAMACA PARAGUAYA relata un día de espera de una pareja de campesinos. Él, Ramón, un hombre de 65 años, labrador. Ella, Cándida, una mujer de 60 años, lavandera, lava las ropas en el arroyo, ambos están sumidos en la espera del hijo que no llega. El hijo ausente, se encuentra en el frente de batalla de la guerra del Chaco, ocurrida entre Paraguay y Bolivia en los años 1932 y 1935. Ésta guerra termina de manera oficial el día 12 de Junio de 1935, pero los soldados faltos de noticias, pelean hasta el día 14, dos días más. La espera de Cándida y Ramón transcurre durante el día 14 de Junio en un lejano lugar del interior del Paraguay. Las grandes esperas del relato, en una primera lectura son la espera al hijo que no vuelve, la llegada de la lluvia, necesaria para sus respectivos quehaceres, esperan que pase el calor, ya que se encuentran en la estación otoñal, esperan noticias del hijo para calmar la incertidumbre de la posibilidad de muerte, esperan el silencio de la perra del hijo, esperan el cese de la guerra y esperan también un tiempo mejor. Pero la verdadera espera, es la espera de la palabra. Esta película, muestra el desgastamiento emocional de una pareja a partir de una ausencia imposible de ser olvidada, la de un hijo, sólo presente en la espera, lo que lo hace estar presente y ausente al mismo tiempo, ya que esta pareja cuenta con la imposibilidad de saber, o querer saber, si el hijo ha muerto o no.

Ficha técnica
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Dirección
Paz Encina

Paraguay / Argentina / Francia / Holanda, 2006 - 78 minutos

Dice Lita Stantic: “El proyecto me lo trajo la productora holandesa Ilse Hughan, que lo había descubierto en uno de los encuentros que organizaba la Fundación Antorchas. Paz Encina, la directora, tenía un corto hecho con esos dos personajes y la hamaca, que era muy bueno, y el libro me gustó mucho. Además fue muy fácil conseguir los recursos, primero porque no hacía falta demasiado y después porque creo que llamaba la atención el hecho de que no hubiera cine en Paraguay. (...) Lo que me desconcertó un poco es que, en un ensayo que Paz había hecho para medir los tiempos del film, el encuadre era otro, más próximo a los protagonistas. Cuando empezamos a filmar yo noté que el plano era mucho más abierto. Le dije: “Paz, no se van a ver las acciones, en cine va a estar bien pero cuando la lleves a la televisión va a quedar todo muy chico…” Pero ella lo quería así. (...) A mí me gusta mucho la película, creo que es bellísima, pero, claro, no funciona en televisión. En otros sentidos funcionó muy bien, se hizo hasta una instalación en un museo basada en la película”.