20.11.2019

Prisioneros de la tierra, una reflexión

Por Soledad Pardo, Alejandro Kelly y Ana Laura Lusnich

1939 fue un año de consolidación del cine argentino que venía creciendo en el desarrollo de géneros narrativos y modelos de representación con películas como Así es la vida y Puerta cerrada. En ese marco, el estreno de Prisioneros de la tierra el 17 de agosto presentó un film que se transformaría en una de las mejores obras de la historia del cine nacional y una de las cumbres de todos aquellos involucrados en su realización.

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02.01.2017

Kékszakállu

Por Gastón Solnicki

Hace cuatro años pasé un verano bajo el encanto de la única ópera de Bartók, y fue a través de una trasfiguración folclórica similar que comencé a desarrollar la fantasía de hacer una película inspirada en su atmósfera musical y política. Bartók viajaba con su fonógrafo por el Este de Europa, pocos años antes del estallido de la primera guerra mundial, recolectando la tradición oral de la música campesina y luego escribiendo sus obras a partir de esos materiales. En ese sentido, Kékszakállu es un homenaje a Bartók y a sus viajes. ... Seguir leyendo


Hasta el 16 de febrero, el MoMA de Nueva York presenta el ciclo Death Is My Dance Partner: Film Noir in Postwar Argentina (La muerte es mi compañera de baile: Cine negro en la Argentina de posguerra), curado por Eddie Muller, fundador y presidente de la Film Noir Foundation y Fernando Martín Peña, director de MALBA Cine. El ciclo incluye seis films del período: Apenas un delincuente (1949), de Hugo Fregonese, Sangre negra (1951), de Pierre Chenal, Si muero antes de despertar y No abras nunca esa puerta (ambos de 1952), de Carlos Hugo Christensen, El vampiro negro (1953), de Román Viñoly Barreto y Los tallos amargos (1956), de Fernando Ayala.

Este último se proyecta en una versión restaurada con el apoyo de la Universidad de California en Los Ángeles, a partir de un negativo encontrado en la colección de Alberto González. Durante su primera función, el jueves 11 de febrero, el público colmó la sala mayor del MoMa (cerca de quinientas butacas) y ovacionó primero al film y luego a Vassili Lambrinos, protagonista del film junto a Carlos Cores, presente para la ocasión.

Según relata Peña, “Lambrinos contó que se animó al protagónico de Los tallos amargos porque Ayala, que era un gran director de actores, le dio la confianza suficiente para hacerlo y lo cuidó mucho durante el rodaje. Nunca se tomó en serio su carrera como actor y ni siquiera recibió el premio al mejor actor de reparto que se ganó por el film, porque simplemente se olvidó de asistir a la ceremonia. Lo recibió Ayala en su lugar. Hasta hoy, nunca había visto la película con público. La vio en privado con el equipo en el laboratorio, apenas terminada, y luego muchos años después, en un VHS que le grabó un amigo”.

Desde MALBA felicitamos a todos los involucrados en este gran acontecimiento para el cine argentino, devenido además en sentido homenaje.