Diario
Ensayos

Xul Solar, hacia la integración americanista
Por Cecilia Rabossi

Hacia 1920, Buenos Aires se afianzaba como ciudad moderna y la escena artística, reclamaba una renovación. En 1924, se producen una serie de hechos importantes en este sentido: apareció el periódico Martín Fierro, órgano que agrupaba a poetas y escritores que planteaban la necesidad de crear un nuevo ámbito de creación y discusión; se fundó la Asociación Amigos del Arte, espacio que presentaba y promocionaba las obras de artistas plásticos, músicos, y escritores, además de alentar el coleccionismo y de convocar a grandes personalidades. Ese mismo año, el artista Emilio Pettoruti regresó de Europa y expuso en la Galería Witcomb sus obras "futucubistas" que escandalizaron a la escena local.

El año 1924 fue trascendental en la vida de Xul Solar por varias razones. Por un lado, decidió regresar a la Argentina junto a Pettoruti, luego de una larga estadía de doce años fuera del país. Por otro lado, antes de su partida de Europa, conoció en París al ocultista inglés Aleister Crowley quien le transmitió el método para lograr sus visiones.

El encuentro con Pettoruti se produjo en Florencia, unos años antes en 1916, y desde ese momento entablaron una amistad que lo llevó a emprender viajes, largos períodos de convivencia y fundamentalmente a planificar el regreso a la Argentina, conscientes de la necesidad de generar un cambio imprescindible en el arte argentino. Ese intercambio fraternal entre ambos se puede visualizar en la realización de retratos (Retratos de Emilio Pettoruti: Luce Elevazione (Retrato de Xul Solar) o Elan-Lumiere, 1916 y El pintor Xul Solar, 1920); la escritura recíproca sobre la producción artística; la cotidianidad de la convivencia en el empleo de un mismo cartón para la realización de sus obras; la ayuda de Pettoruti en la concreción de la primera exposición individual de Xul Solar en la galería Arte de Milán (1920) o el apoyo explícito e incondicional desde los escritos en las páginas de los medios porteños a la exposición de Pettoruti en Buenos Aires –antes y durante ella–, señalando el importante rol que cumple el artista en el cambio “espiritual” de la escena artística y poniendo de relieve el vinculo con el continente americano.

En 1923-1924,  Xul Solar escribía:

Digamos del pintor argentino PETTORUTI, uno de la vanguardia criolla hacia lo futuro. ¡Y también algo pro arte en nuestra América! Somos y nos sentimos nuevos, a nuestra meta nueva no conducen caminos viejos y ajenos […] Acabe ya la tutela moral de Europa. Asimilemos sí, lo digerible, amemos a nuestros maestros; pero no queramos más nuestras únicas Mecas en ultra mar […] Al mundo cansando, aportar un sentido nuevo, una vida más múltiple y más alta nuestra misión de raza que se alza[…]”.

En Buenos Aires, se inserta en el círculo intelectual alrededor del periódico quincenal de vanguardia, Martín Fierro. Es un período en que su hacer artístico convive con la escritura, la ilustración y las traducciones. Y es en este ámbito donde conoció a Jorge Luis Borges, Oliverio Girando, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal, entre otros.

La estrecha relación entre Borges y Xul Solar comenzó en los tempranos años veinte y se extendió en el tiempo con altibajos. De su relación, quedan huellas como son sus colaboraciones en las publicaciones dirigidas por el escritor (ilustraciones, viñetas, afiches), en los prólogos y conferencias que dictó sobre él en donde llegó a definirlo, en 1949,  como un:

Hombre versado en todas las disciplinas, curioso de todos los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de mitologías, huésped de infiernos y de cielos, autor panajedrecista y astrólogo, perfecto en la indulgente ironía y la generosa amistad, Xul Solar es uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época.

Entre las amistades que establece en esos años martinfierristas, se encuentra la del escritor Leopoldo Marechal, quien en su novela Adán Buenosayres, se refiere a los personajes relevantes de la escena cultural de los años veinte, entre los que se encuentra Xul Solar caracterizado como el astrólogo Schultze, encargado de guiar a un grupo de jóvenes (Jorge Luis Borges, Jacobo Fijman, Raúl Scalabrini Ortíz, Norah Lange y el propio Marechal) en una expedición por los suburbios de Buenos Aires y por los planos de ultratumba. Marechal otorga al personaje del astrólogo el conocimiento en múltiples áreas y señala en clave paródica, la necesidad permanente del astrólogo de transformarlo todo.

Xul Solar Inventó dos lenguas, una de uso continental y otra de carácter universal, con la intención de corregir las fallas y limitaciones de los idiomas y permitir la comunicación. Con la creación del neocriollo, el artista pretendía la unión latinoamericana a través de una lengua común y accesible con la que buscaba desdibujar las fronteras del Continente. El neocriollo se conforma con una mezcla de español y de portugués, con algunos agregados de otras lenguas, con la que buscaba la unión latinoamericana a través de una lengua común y accesible para todo el continente. Como sostiene Jorge Schwartz, “Es sorprendente que Xul Solar sea el único vanguardista latinoamericano que, en vez de utilizar como lengua extranjera el francés […] recorra una ruta lingüística insólita, determinada por un principio geopolítico, y que elija, como parte del proyecto, el portugués de Brasil”.  Además de su carácter geopolítico de pretendida lengua continental, el neocriollo, también, será para Xul  Solar una lengua sagrada, será la elegida para escribir sus visiones.

Xul Solar es un creador total que busco constantemente y, por todos los medios, modificar todas las disciplinas y este proceso de reinvención de sistemas e instrumentos, como afirmaba Borges, lo llevaron a trabajar en un “sistema de reformas universales”.

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El lunes 3 de abril, Cecilia Rabossi brindará la clase Xul Solar, hacia la integración americanista, en el marco del Seminario anual Habitar y transformar el arte latinoamericano

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A Xul Solar le importaba todo y todo era susceptible de ser estudiado y transformado por su pensamiento universal. Se autodefinía como “catrólico (ca-cabalista, tro-astrológico, li-liberal, co-coísta o cooperador)”, palabra inventada que hace referencia a la importancia fundamental del aspecto astrológico, espiritual y utópico que atraviesa toda su producción.

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Lunes 3 de abril de 18:00 a 19:30. Auditorio