17.03.2020

Una entrevista con Olga Orozco

En el día del 100 aniversario de su nacimiento

¿Cómo le gustaría ser presentada?
Como Olga Orozco, nada más. Cuando hablan de “lírica” o de “maestra”, miro para otro lado, para ver a quién se dirigen.

¿Y si la llaman poetisa?
No, por favor, poetisa no. Yo fui la que introduje en la Argentina la denominación poeta para las mujeres. Ya cuando tenía dieciséis años me indignaba que dijeran poetisa; parece un género literario, indica la época en que las mujeres escribían por entretenimiento o por descarga psicológica, y se lo asocia a desmayos y puntillas. Poetisa no es una catalogación decente. ... Seguir leyendo


26.03.2018

Eva Perón
De actriz a personaje literario

Por Sylvia Saítta

Como un espejo paseando a lo largo de la historia, la literatura argentina ha capturado imágenes diversas de Eva Duarte durante los cincuenta años que transcurrieron desde las 20.25 de un 26 de julio de 1952, en que Evita Perón entró en la inmortalidad. Con la nitidez de un espejo de cristal, o con las distorsiones de un espejo curvo, relatos, poemas, novelas y obras de teatro han ido refiriendo y configurando, a través de la representación de Eva Perón, zonas del imaginario político y social, en consonancia con las versiones de la historia peronista o en franca disidencia con ellas. El seguimiento de esta figura política en la literatura argentina diseña, entonces, un mapa en cuyo recorrido se articulan los núcleos de confrontación ideológica que signaron medio siglo de la vida política y cultural argentina. ... Seguir leyendo


El escritor y crítico literario Roberto Ferro responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Ricardo Piglia: entre la tradición y la ruptura. El curso se dictará los viernes 16, 23, 30 de mayo y 6 de junio de 18:30 a 20:30 en la Biblioteca de Malba.

A partir de la obra de Ricardo Piglia, ¿cuáles son las simetrías que se podrían establecer entre la figura del crítico y la del detective?

Ricardo Piglia ha especulado sobre la posibilidad de que el género policial permita reflexionar sobre una serie de encrucijadas del espacio literario. Hagamos un serie de articulaciones urgentes. Para que haya relato policial tiene que haber un crimen y una investigación. Para que haya crimen tiene que haber un Estado que dicte y haga cumplir esa ley. El detective y el crítico tienen características que permiten establecer una simetría. Si el crítico como el detective debe investigar un crimen, entonces el lugar del criminal es ocupado por el escritor. El escritor trasgrede la ley de la repetición de la significación, es decir se aparta y perturba la tranquilidad de los estereotipos y produce la “inseguridad” en el orden establecido del sentido y también transgrede la ley del género. Como ha dicho el Dr. Freud: es más fácil cometer un crimen que borrar sus huellas. El crítico investiga las huellas de las transgresiones, busca las apropiaciones, los desvíos, los fraudes. Esa búsqueda la hace en la escena del crimen que es el texto literario. El texto literario es una esceno-grafia, una puesta en escena de los sentidos de la escritura. El objetivo del crítico no es encontrar una verdad sino indagar acerca de la construcción de las operaciones de producción de sentido, no para castigar con una penalidad sino para celebrar la diversidad y la dimensión significativa que tiene una magnitud sin límites establecidos a priori.

¿En qué sentido puede entenderse la afirmación "la ficción no representa la realidad, la postula", uno de los temas a tratar en el curso?

La ficción literaria pertenece a un orden diverso del que opone verdad a mentira. El discurso de la historia o el discurso periodístico se fundan en la correspondencia entre discurso y mundo representado. En cambio, la ficción literaria al salirse de esa lógica narra lo inverificable. De este modo, hace incalculables las posibilidades de tratamiento. No rechaza una supuesta realidad objetiva: muy por el contrario, indaga en sus modulaciones, en sus tensiones contradictorias, colocándose más allá de la intrínseca ingenuidad con que se pretende saber de antemano en qué consiste la realidad. Todo lo que no implica el rechazo de cualquier forma de ética de la verdad, sino una exploración menos primaria y elemental. Entonces, si la ficción no busca repetir un supuesto real reconocible por todos, postula la posibilidad de una realidad otra. Digamos rápidamente, sin necesidad de explicarlo, El proceso de Franz Kafka, es una ficción, lo que narra no se correspondía al momento de su escritura con una realidad verificable, pero quién duda que ha imaginado la emergencia de un ejercicio del poder que hemos vivido con la certeza que otros discursos no han podido significar. Ricardo Piglia con esa tesis apunta a pensar que los saberes que se ponen en juego en las ficciones literarias no dependen de la verificación, sino que producen modalidades de producción de sentido de otro orden.