Caminos de la vanguardia cubana
19.03— 17.05.2010

Una muestra dedicada a la renovación del arte cubano, a partir del surgimiento del movimiento moderno entre 1920 y 1940. Curada por Llilian Llanes –creadora de la Bienal de la Habana-, se presentan aproximadamente 150 obras, entre pinturas, fotografías, dibujos y material documental, procedentes del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, de la Fototeca de Cuba y de colecciones privadas.

La exposición se divide en tres grandes núcleos temáticos, considerando los presupuestos que guiaron la modernización de la pintura cubana y el universo formal y conceptual dentro del cual se movieron sus artistas: una nueva mirada hacia la mujer, defendida como individualidad; el nacionalismo, en tanto búsqueda de las propias raíces; y la relación de la vanguardia cubana con los conflictos políticos de su tiempo, en donde se destaca el rol de la caricatura, género en el que comenzaron los enjuiciamientos sobre la realidad del país.

Estrechamente vinculado con el despertar de la conciencia nacional, el movimiento moderno en Cuba se expresó originalmente a través del rechazo a los modelos políticos y culturales neocoloniales, y desempeñó un papel significativo en la conformación definitiva del concepto de Nación cubana. “Se ha dicho —y no sin razón— que la contribución fundamental del arte cubano dentro del movimiento moderno radica en la manera en que formuló la problemática de lo nacional, en el intento por descubrir la esencia de su identidad. Incluso aquellas figuras cuyos aportes al arte universal son incuestionables trascendieron, entre otras cosas, por la íntima relación que establecieron con sus raíces y por esa voluntad de reconocimiento de lo propio y de exaltación del orgullo nacional. En definitiva, si algo le dio categoría a la vanguardia cubana fue justamente la dignificación que la misma hizo de su cultura y de su gente”, asegura la curadora Llilian Llanes.

Entre otros artistas, están representados Antonio Gattorno, Jorge Arche, Amelia Peláez, Wifredo Lam, Mario Carreño, René Portocarrero, Mariano Rodríguez, Víctor Manuel García, Fidelio Ponce de León, Arístides Fernández, Carlos Enríquez, Eduardo Abela y Marcelo Pogolotti, quienes protagonizaron el definitivo cambio de mirada en la historia del arte cubano e hicieron posible que, a partir de entonces, se pudiera hablar de “arte cubano”, dejando para las realizaciones previas el concepto de “arte en Cuba”.

Se incluyen piezas que, como en el caso de Amelia Peláez, formaron parte de su colección personal hasta su fallecimiento y por primera vez se exhiben al público, al igual que algunos dibujos de Carlos Enríquez y la mayor parte de las fotografías de José Manuel Acosta, que en muy pocas oportunidades se han expuesto en Cuba y nunca han sido vistas en el extranjero.

Caminos de la vanguardia cubana también destaca la importancia que tuvo el dibujo y la obra sobre papel en general en los primeros acercamientos de todos estos artistas a un nuevo concepto del arte y de la realidad dentro de la cual se movían.

En simultáneo con la exposición, Malba edita un catálogo bilingüe español – inglés, que incluye un ensayo curatorial, una cronología biográfica e histórica y la reproducción color de cada una de las obras presentes en la muestra.

Llilian Llanes

(La Habana, 1947) Es doctora en Historia del Arte por la Universidad de la Habana. Crítica del arte, investigadora y ensayista especializada en arte cubano y latinoamericano, fue directora fundadora del Centro Wifredo Lam y directora de las seis primeras ediciones de la Bienal de la Habana. Curadora de numerosas exposiciones, entre las que cabe citarse Cuba Vanguardias 1920-1940, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM, 2006) y en el Palazzo Bricherasio de Turin (2006). Ha formado parte del jurado de varios certámenes internacionales, entre los que se cuenta la 51º edición de la Bienal de Venecia. Ha escrito y publicado numerosos artículos sobre arte contemporáneo y arquitectura cubana.

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