04.12.2014

Cursos de verano

Durante los meses de enero y febrero, MALBA Literatura presenta una nutrida oferta de cursos, tanto para público general como para profesionales del área.

La atracción del abismo:  la fascinación por la oscuridad en la poesía de Novalis, Baudelaire, Rimbaud, Artaud, por Leandro Pinkler. El curso sigue las huellas de la poesía de algunos seres extraordinarios en tres períodos bien delimitados: el del Romanticismo alemán (Novalis), en la época de los poetas malditos del siglo XIX (Baudelaire, Rimbaud), en los desarrollos del surrealismo (Artaud). Miércoles 7, 14, 21 y 28 de enero de 18:30 a 20:30.

Los monstruos en la literatura japonesa, por Anna Kazumi Stahl. A partir de los monstruos que Antonio Berni había imaginado como pesadillas de su personaje Ramona Montiel, este curso propone que los seres grotescos y sobrenaturales abren vistas a las creencias que sirven de base a la identidad social y cultural. Lunes 12, 19. 26 de enero y 2 de febrero de 18.30 a 20:30.

Todo relato es policial, por José María Brindisi. La idea del curso es, a partir de la lectura de algunos autores modélicos -dentro y fuera del género policial-, brindar elementos para pensar la propia escritura poniendo énfasis en la estructura general de los textos. Miércoles 14, 21, 28 de enero y 4 de febrero de 18:30 a 20:30.

Patrick Modiano: el arte de la memoria, por Walter Romero. El seminario se propone establecer, a partir de la lectura de tres novelas de distintos períodos, la actualidad de la escritura y de la poética del escritor francés Patrick Modiano, recientemente galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Lunes 9 de febrero, 2 y 9 de marzo de 18:30 a 20:30.

Nietzsche: la crítica de la Cultura y el nihilismo contemporáneo, por Leandro Pinkler. El curso propone una lectura de algunos textos del joven Nietzsche en torno de la crítica de la cultura y de los principales Fragmentos Póstumos del último período, junto a referencias de muchos pensadores que han reformulado su concepción del nihilismo. Lunes 9 y 23 de febrero, 2 y 9 de marzo de 19:00 a 21:00

Cuatro modernos: James Joyce, Virginia Woolf, William Faulkner y T. S. Eliot, por Carlos Gamerro. El nuevo siglo nace del fragor de la Segunda Guerra: con las ruinas de un mundo que saltó en pedazos, cuatro autores, en cuatro obras fundamentales ponen manos a la obra y se dedican a fundar el siglo XX. Miércoles 11, 18, 25 de febrero, y 4 de marzo de 18:30 a 20:30.

Ficciones alteradas, por Rafael Cippolini. Un examen de las estrategias narrativas en tiempos en los cuales el concepto de ficción se redefine constantemente y se vuelve cada vez más político. Jueves 19, 26 de febrero, 5 y 12 de marzo de 18:30 a 20:30.

Informes e inscripción: literatura@malba.org.ar

 


La poeta y crítica literario Cristina Piña responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Alejandra Pizarnik: el yo transformado en lenguaje, que comienza el viernes 14 de noviembre.

¿En qué contexto poético produce su obra Alejandra Pizarnik?

Durante los años cincuenta, está asociada a la revista principal de la vanguardia: Poesía Buenos Aires dirigida por el poeta Raúl Gustavo Aguirre, uno de los mayores promotores de la neo-vanguardia en la Argentina -la vanguardia histórica entró en los años 20 con Borges y el grupo Florida- y donde se hizo amiga de Elizabeth Azcona Cranwell, Rodolfo Alonso, Rubén Vela y varios otros autores de esta línea, a quienes se unió el gran Edgard Bayley. También publicó en Poesía = Poesía de Roberto Juárroz.Y se puso en contacto con el grupo surrealista a través de Olga Orozco y Juan Jacobo Bajarlía, quienes la llevaron a lo de Oliverio Girondo y Norah Lange, donde también conoció a Molina.

Cuando se fue a París sus contactos fueron con Julio Cortázar, Aurora Bernardez, Octavio Paz, Miguel Ocampo y Elvira Orphée, Ítalo Calvino y su mujer, Chichita Singer Calvino y el gran post-surrealista André Pieyre de Mandiargues.

Por fin, al volver, en plena década del 60, con su fuerte -pero no única- línea de poesía comprometida y politizada, siguió fiel a su estética con bases surrealistas pero con cambios fundamentales respecto de dicha línea, en tanto era una obsesiva de la corrección.

¿En qué sentido puede hablarse de una "radical desconfianza respecto del lenguaje" en su escritura?

La hay, por cierto, pero conjuntamente con una confianza absoluta en que -dentro de la línea de los surrealistas y sobre todo de los poetas malditos- lo único que puede salvarnos de la banalidad de la realidad es la poesía. De ahí afirmaciones en su poesía como: "Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo..."

Pero a esa certeza y confianza ontológica en el lenguaje, se va sumando una radical desconfianza que alcanza su punto extremo en un famoso poema publicado en La Gaceta de Tucumán y luego póstumamente en Textos de Sombra y últimos poemas (1982) "En esta noche, en este mundo" donde dice algo para mí decisivo: 

No, las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia

¿si digo agua, beberé?
¿si digo pan, comeré?

Tras esto, y para quien le confirió al lenguaje la categoría de su "patria" y a la poesía un valor ontologizador y trascendente, no cabe sino la muerte.


El escritor y crítico literario Aníbal Jarkowski responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Infancias. Representaciones de la niñez en la literatura argentina, que comienza el jueves 6 de noviembre.

¿Cuáles son las cuestiones que El juguete rabioso de Roberto Arlt adelanta y que serán retomadas a lo largo del siglo XX por los escritores de los que se ocupa el curso?

El juguete rabioso es una novela inaugural en varios sentidos. Distintos críticos han propuesto, por ejemplo, considerarla la primera novela de la ciudad moderna, una especie de revés de Don Segundo Sombra, que también aparece en 1926.

Pero podríamos considerar otros dos perfiles que quiero desarrollar en el curso. Uno es la relación entre infancia y espacio. Silvio Astier crece, aprende, según los espacios de la ciudad por los que se desplaza. En este sentido, uno puede pensar que la idea de que toda ciudad moderna es, en realidad, dos ciudades contiguas ¿no? La contigüidad de la riqueza y la pobreza ya es una evidencia, un dato más de lo urbano moderno. La novela de Arlt figura ese fenómeno.

Podríamos también pensar en las distintas y siempre complejas relaciones de Astier con el trabajo. ¿Cuándo se deja de ser niño? Probemos una fórmula: dejamos de ser niños cuando vendemos a otro nuestro tiempo. Es seguramente una de las experiencias más violentas y también de las más significativas para pensar El juguete rabioso como relato de un aprendizaje.

A grandes rasgos, ¿qué representaciones de la niñez encontramos en la literatura argentina en la época en que Antonio Berni trabaja sobre su serie de Juanito Laguna?

Cuando imaginé las lecturas tuve muy presente que el curso acompañaría la muestra Antonio Berni: Juanito y Ramona. Pero no en el sentido de “ilustrar” las representaciones de Juanito con textos literarios, sino en el de leer ficciones que ofrecieran imágenes muy diversas de la niñez. Entiendo, por ejemplo, que la lectura de “El niño proletario” puede ser interesante, precisamente, por el efecto de contraste con las representaciones de la niñez que aparece en la serie de Juanito. En términos amplios, diría que lo más interesante de las representaciones literarias de la infancia por esos años es que ofrecen una tensión entre las representaciones idealizadas y otras que, en términos tanto estéticos como ideológicos, van en el sentido inverso, el de la desidealización.


El escritor y crítico literario Roberto Ferro responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Los otros libros de Julio Cortázar: para ver y leer que comienza el jueves 14 de agosto. 

-¿En qué sentido la obra de Julio Cortazar puede entenderse como un collage?

Desde la aparición de Rayuela, Cortázar ha recurrido en varias oportunidades a esa modalidad de composición de las páginas, como en sus libros almanaques La vuelta al día en ochenta mundos (1967) y Último round (1969), en los que el collage es el procedimiento dominante de disposición de los diversos componentes textuales. Asimismo, son frecuentes, desde ese período, los volúmenes en los que hay un diálogo intenso entre imágenes y textos verbales; dan cuenta de esa preferencia, entre otros: en Prosa del observatorio (1972) se incluyen imágenes fotográficas tomadas por el escritor; en Monsieur Lautrec (1980) los textos de Cortázar se disponen junto con dibujos y pinturas de Hermenegildo Sabat; en Alto el Perú (1984) alternan con fotografías de Manja Offerhaus. El collage también traspone e integra la reproducción de recortes periodísticos que se compaginan con el relato novelesco en Libro de Manuel (1973). Y todo esto se consuma en Los autonautas de la cosmopista escrito con Carol Dunlop, el último libro que publicó en vida.

Los procedimientos de composición en forma de collages en la obra de Julio Cortázar integran en yuxtaposiciones la heterogeneidad de los materiales y de los lenguajes y géneros que dislocan toda ilusión de unidad preestablecida, formulando, desde otra perspectiva, una crítica a la homogeneidad uniforme y poniendo de manifiesto en la espacialidad de las páginas un campo de tensiones de recortes y fragmentos entre los que se producen pasajes de doble circulación.

La heterogeneidad del collage -que cada configuración compone de acuerdo con los materiales que lo integran y el diseño que los reúne- en las textualidades cortazarianas se presenta a la lectura como una provocación para producir significación que no podría ser ni unívoca ni inalterable. Cada elemento citado rompe con la continuidad o la linealidad del discurso y lleva necesariamente a un doble circuito de lectura: la del fragmento percibido en relación con el texto del que procede y la del mismo fragmento incorporado a un nuevo conjunto, a una totalidad diferente. La operatividad del collage consiste asimismo en no cancelar nunca por completo la alteridad de estos elementos reunidos en una composición espacio-temporal. Así el arte del collage demuestra ser una de las estrategias más eficaces para cuestionar las ilusiones de representación realista.

-¿En qué puntos se contactan las obras de Cortazar y Julio Le Parc?

Hemos elegido una cita de Julio Le Parc en el programa del curso que daré en agosto, porque es un síntesis apropiada para dar cuenta de las relaciones que se pueden establecer entre sus obras:

“Las experiencias con la luz y el movimiento se relacionan directamente con la idea de alejarme de la obra fija, estable y definitiva. El espectador se encuentra rodeado o delante del desarrollo de una multitud de cambios, acentuándose el soporte uniforme de los elementos y formas, sin distraer la inestabilidad puesta en evidencia. Percibe así una parte de los cambios lo que le basta para tomar el sentido total de la experiencia”.

En esa cita hay resonancias de lo que había dicho anteriormente del collage; además el movimiento es una búsqueda compartida por Le Parc y Cortázar, movimiento que no solo supone la interacción de las diversas partes de sus textualidades, sino movimiento en relación con la actividad de lectores y espectadores. Luego en ambos hay una impronta vanguardista vinculada a la máquina y al juego.

Tanto el juego como la máquina están íntimamente ligados a la obra de Cortázar; el primer caso, en los títulos de algunos de sus textos Rayuela, Final del juego, incluso en las sucesivas ediciones de sus cuentos completos una de las secciones la ha llamado “Juegos”. En cuanto a la máquina, el mecano, metáfora de la que se sirve en Rayuela, es una especie de condensación del juego y los dispositivos mecánicos; 62. Modelo para armar alude a la lectura concebida como un juego, una especie de desafío en el que el lector debe armar las diversas partes para se desplieguen los múltiples recorridos de lectura. En La vuelta al día en ochenta mundos hay un artículo, “De otra máquina célibe”, donde afirma se alude a la circunstancia de que Marcel Duchamps estuvo en Buenos Aires:

Y luego, refiere que en Buenos Aires Juan Esteban Facio inventa “El Rayuel-o-matic”, que es un dispositivo maquínico para leer Rayuela. En Duchamp, en Roussel, en Facio y, por supuesto en Cortázar, se apunta a la incorporación del movimiento al texto.

En la exposición Le Parc Lumière estos dos rasgos, el de la composición maquínica y el de juego, se ponen de manifiesto incluso en el recorrido que los visitantes hacen para seguir la muestra.

Los dos Julio ponen en acto en sus obras la inquietud por la innovación y la búsqueda incesante, rasgos propios de la vanguardia.


El filósofo y crítico literario Jesús Moreno Sanz responde dos preguntas sobre los temas que abordará en el curso Las vidas filosóficas entrecruzadas de Edith Stein, María Zambrano, Hannah Arendt y Simone Weil, que comienza hoy a las 18:30. ¡Todavía quedán vacantes! Informes e inscripción: literatura@malba.org.ar 

-¿Qué aspectos comunes hay en la actitud de estas cuatro pensadoras frente a la realidad europea de la primera mitad del siglo XX?

Desde esa perspectiva que incluye la empatía de Edith Stein, la razón poética de Zambrano, el amor mundi de Arendt y la verdadera ciencia de la compasión de Simone Weil, es muy notoria la común consideración, y desde metáforas y símbolos muy similares, del desquiciamiento de la razón y de los modos culturales y sociales en una "noche de lo humano", que muestra la fragilidad de la democracia y los peligros a los que se ve sometida por diversas formas de totalitarismo, de cuyo análisis serán las cuatro grandes precursoras. Recupero para ellas la palabra "resiliencia", que es lo que ellas cuatro opusieron con la enconada resistencia y temple del pensar y del vivir ante "tiempos de oscuridad", y que también podríamos sintetizar para las cuatro como una no rendición ante la tragedia que vivieron, siendo así notorio en las confluencias entre las cuatro el intento de rescatar la esperanza de la fatalidad trágica de la historia. Es esa trágica -y por momentos muy "poética" y aun "mística" (claramente en Stein, Zambrano y Weil, al trasluz en la "confianza" del "nuevo nacimiento" en Arendt)- esperanza el núcleo mas vivo en el que coinciden máximamente sus modos de pensar y su propuesta de un nuevo enquiciamiento de una razón no violenta frente a la profunda crisis que denunciaron de toda la cultura europea.

-¿Qué tendencias filosóficas de la época se condensan en su obra?

Para comprender los aspectos comunes de estas cuatro pensadoras frente a la realidad europea de la primera mitad del siglo XX hay que partir precisamente de las tendencias filosóficas que condensan en sus respectivas obras, es decir, un pensamiento de la crisis europea y occidental que halla sus puntos de partida en la crítica al positivismo, al psicologismo y al historicismo desde los vitalismos, la fenomenología, el personalismo y el naciente existencialismo. Son sus propios grandes maestros, Husserl, Heidegger, Ortega y Alain, además de la gran influencia en las cuatro de Bergson, Scheler y aspectos nucleares de S, Agustín, Spinoza y de Nietzsche, los que las inducen, en la gran singularidad de cada uno de sus modos de pensar, a ir como adentrándose en caminos que se entrecruzarán de modo decisivo ene esa crítica cultural de occidente, en muchos aspectos concomitantes entre ellas que radicalizan aspectos de sus maestros e influyentes y que podríamos sintetizar como el intento de llevar la fenomenología a las raíces de la vida, mediante una razón viviente y concreta que supere los reduccionismos y abstracciones del puro racionalismo. 

 


La escritora y crítica literaria Márgara Averbach responde dos preguntas sobre los temas que abordará en el curso William Faulkner: el Sur en el tiempo faulkneriano. El curso se dictará los viernes 15, 22, 29 de agosto, y 5 de septiembre de 18:30 a 20:30.

¿Cuáles son las principales ideas del movimiento literario del “Renacimiento sureño”? ¿En qué contexto surge ese movimiento?

El movimiento surge a principios del siglo XX, en la década de 1920. Y es una reacción contra la literatura que en el resto del país, sobre todo el Norte, es cada vez más urbana, muy individualista, entregada al "American dream" y a la idea del self made man, esa idea según la cual se puede llegar a cualquier lado si se pone suficiente voluntad y el pasado o la familia o las raíces no existen o no importan. El contexto es el de una región de los EE. UU. que vivió una derrota en una guerra, la Guerra Civil y sufrió una invasión (me refiero al movimiento como un movimiento de escritores solamente blancos, no negros; si se incluye a Richard Wright, negro, la cuestión cambia por completo). La visión es de pena por la forma de vida que se perdió en la Guerra Civil (1860-65); la esclavitud la disculpan de diversas formas o la critican como único error (nunca toman en cuenta el hecho de que la "forma de vida" de los blancos sureños hasta el siglo XIX sólo se sostenía con la esclavitud a la que, no por nada, se llamaba La Institución). Ideas principales: defensa de lo rural (la revista poética más importante se llama, nada menos que "The Agrarian"); defensa de la naturaleza; defensa de una sociedad unida y con raíces en la que importa qué familia tiene uno, en la que no se nace de la nada en cada generación (como sí se hace en el Norte), defensa de un supuesto código de caballeros que funcionaba antes de la Guerra, en el que valía la palabra y el dinero no era el centro. Son ideas mucho más cercanas a la aristocracia inglesa que las del Norte, que son claramente burguesas. Eso, combinado con el experimentalismo linguístico del llamado "modernismo anglófono" del que Faulkner formó parte y también Joyce, en Irlanda e Inglaterra.

¿Podrías describir brevemente qué imagen del Sur aparece en la obra de William Faulkner?

Es algo muy complicado para decirlo en pocas palabras: es una imagen compleja y de defensa del Sur anterior a la Guerra Civil. Con respecto al Sur del presente, la visión es de desesperanza y de decadencia. Por eso, la importancia de los "freaks", esos personajes deformes que simbolizan que el Sur no tiene futuro. Hay una visión de todas y cada una de las clases sociales en el Sur: negros (esclavos o pobres); indios (marginales y solamente vivos hasta mediados de la década de 1920); blancos ricos dueños de plantaciones; clase media urbana (muy chiquita, formada en pueblitos por comerciantes, abogados, herreros, etc) y white trash (basura blanca), blancos marginales. Faulkner, salvo algunas novelas al principio de su obra, concentra su historia del Sur en un condado inventado que se llama Yoknapatawpha, y una capital, que es Jefferson. Hay un mapa de ese condado. Toda la crítica dice que Jefferson es Oxford, Misisipi, su pueblito. Su visión del Sur es muy teocrática y explica la historia con argumentos de tipo moral o espiritual, no económicos ni políticos. El punto central de esa historia es explicar por qué se perdió la Guerra Civil, que supuestamente debería haberse ganado (por superioridad moral frente al Norte).


Visitas guiadas
Miércoles, viernes y domingos a las 17:00

Visita con servicio de intérprete de LSA para sordos e hipoacúsicos
Domingo 27 de julio a las 17:00

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AGOSTO

INTERVENCIÓN SONORA
Extraños en la noche
Miércoles y sábados a las 19:00 y 19:30, a partir del 6 de agosto

SEMINARIO
Gramáticas del acto de creación
Módulo 4. Genealogía de la noción de envolventes de luz. Modernos: el instante luz entre fantasmas y espectros de un mundo luminoso
Por Adrián Cangi
​Miércoles 6, 13, 20 y 27 de agosto a las 19:00

MÚSICA
Odisea Cinética (parte I y II)
Por Rob Conlazo
Lunes 11 de agosto (parte I) y lunes 22 de septiembre (parte II) a las 20:00

CURSO
Movimiento/participación: Julio Le Parc en contexto
Coordinación académica: Lía Munilla Lacasa
Jueves 14, 21, 28 de agosto y 4 de septiembre de 18:30 a 20:00

CURSO MALBA LITERATURA
Los otros libros de Julio Cortázar: para ver y leer
Por Roberto Ferro
Jueves 14, 21, 28 de agosto, y 4 de septiembre de 10:30 a 12:00

INTERVENCIÓN
Asociación de ruido concreto Invención
Por Klub der Klang
Miércoles 27 de agosto a las 18:30

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SEPTIEMBRE

CONFERENCIA
La emancipación de (y por) el arte
Por Marcelo Burello
Lunes 8 de septiembre a las 18:30

CONFERENCIA
Luz y arte, símbolo y técnica
Por Julio Sánchez
Jueves 11 de septiembre a las 18:30

CONFERENCIA
Arte, tecnología y participación social
Por Rodrigo Alonso
Lunes 15 de septiembre a las 18:30

ENCUENTRO
¿Qué es la música electrónica?
Por Federico Monjeau y Fernando García
Miércoles 17 de septiembre a las 18:30

CONFERENCIA
Escenificaciones con luz.
La posibilidad de teatralidad en el arte
Por Eli Sirlin
Jueves 18 de septiembre a las 18:30

Descargar información completa de las actividades (PDF)

 


La crítica y narradora Anna Kazumi Stahl responde dos preguntas sobre los temas que abordará en el seminario Sensibilidad y pensamiento: la ficción de J. M. Coetzee. El curso se dictará los jueves 19, 26 de junio, 3, 10, 17 y 24 de julio de 10:30 a 12:00.

¿Podrías describir brevemente la relación entre la literatura de John M. Coetzee y la situación social sudafricana en la que fue producida?

Coetzee nace y crece en una época en la que las leyes de segregación inician su fase mas descarada y cruenta. Es de familia afrikaaner pero escolarizado en inglés, focalizándose luego en estudios literarios en inglés. La relación que tiene Coetzee con la lengua inglesa es la de un foráneo. 

Su visión de las relaciones entre las clases y entre las razas en su país de origen es penetrante pero también lo suficientemente objetiva o abstraída como para permitir reflexiones muy agudas acerca de la realidad social del periodo que va desde el “apartheid” hasta la contemporaneidad en Sudáfrica.

Las novelas tempranas del autor pueden relacionarse más directamente con la historia del país y las problemáticas socio-politicas. No obstante, las novelas que fueron escritas más tarde utilizan otras estrategias para también abrir camino hacia la reflexión cada vez más aguda sobre el nivel de compromiso con los grandes conflictos (y las grandes decisiones personales respecto de ellos) que vive la humanidad hoy en día.

¿Cómo funciona en el caso de John M. Coetzee la dinámica entre la belleza de la escritura y la crueldad de la historia?

Su dinámica busca llevarnos lo más cerca posible a los máximos niveles de los que es capaz el ser humano, y abrirnos los ojos a estas potencialidades. En la visión de estas obras literarias, tanto la belleza como la mas cruel honestidad de alguna manera pueden incitar mayor respuesta y toma de conciencia en el lector, si está dispuesto a ello.


El poeta y traductor Walter Romero responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Panorama de la literatura francesa contemporánea. Vidas y autobiografías en Echenoz, Nothomb, Le Clézio y Modiano. El curso se dictará viernes 13, 27 de junio, 4, 18 y 25 de julio de 18.30 a 20.30 en la Biblioteca de Malba.

¿En qué direcciones los escritores contemporáneos franceses están rompiendo los límites de la tradición?

La tradición misma de la literatura francesa, entendida como una literatura suntuosa, está siendo reconfigurada en la contemporaneidad, muchas veces dándole la espalda a ese pasado glorioso o muchas veces en un diálogo complejo con los popes de una de las letras nacionales más insoslayables ya desde el siglo XVII. Los escritores de hoy buscan formular nuevas preguntas para lograr así "el libro que sea el cuento de nuestro tiempo", empresa nunca fácil: cómo lograr que la literatura en lengua francesa (acaso un poco corrida de la centralildad que ostentó hasta la década del 80) hable de los temas de hoy, sin parecer banal y en función de una continuidad con esa tradición que se replantea en cada nuevo autor, en cada nueva obra que logra interpelar al lector.

¿Cuál es la marca común, si es que la hay, que atraviesa a los cuatro autores tratados en el curso?

En estos momentos, la marca común acaso sea una cuestión de procedimiento -de gran actualidad- muy propio de lo real contemporáneo: cómo contar nuestras vidas, o nuestra vida atravesada por otras vidas. La escritura de vidas (propias, ajenas, oblicuas, breves, imaginarias) es la pulsión, pero las formas de abordarla son múltiples.

Foto: Nueva Biblioteca Nacional de Francia (Dominique Perrault, 1996).


 

Ya está abierta la inscripción para los cursos de junio organizados por el área de Literatura: Panorama de la literatura francesa contemporánea. Vidas y autobiografías en Echenoz, Nothomb, Le Clézio y Modiano, a cargo de Walter Romero, se ocupa de trazar un panorama de la obra de estos cuatro escritores. Anna Kazumi Stahl, por su parte, coordina el seminario Sensibilidad y pensamiento: la ficción de J. M. Coetzee. "¿Cuál es la relación entre la literatura y las realidades socio-políticas?" es la pregunta que sirve de eje teórico para este curso. Finalmente, el Centro de Estudios Ariadna presenta dos cursos: El gnosticismo en el origen del cristianismo, por Leandro Pinkler, y Vikingos, espadas y dragones: Las mitologías y literaturas del norte de Europa y su influencia en las obras de Borges y Tolkien, por Martín Hadis.

Inscripción en recepción de lunes a domingos (inclusive feriados, excepto los martes) de 12:00 a 19:30. 

Informes: literatura@malba.org.ar | 4808 6545

 


El escritor y crítico literario Roberto Ferro responde dos preguntas sobre algunos de los temas que va a abordar en el curso Ricardo Piglia: entre la tradición y la ruptura. El curso se dictará los viernes 16, 23, 30 de mayo y 6 de junio de 18:30 a 20:30 en la Biblioteca de Malba.

A partir de la obra de Ricardo Piglia, ¿cuáles son las simetrías que se podrían establecer entre la figura del crítico y la del detective?

Ricardo Piglia ha especulado sobre la posibilidad de que el género policial permita reflexionar sobre una serie de encrucijadas del espacio literario. Hagamos un serie de articulaciones urgentes. Para que haya relato policial tiene que haber un crimen y una investigación. Para que haya crimen tiene que haber un Estado que dicte y haga cumplir esa ley. El detective y el crítico tienen características que permiten establecer una simetría. Si el crítico como el detective debe investigar un crimen, entonces el lugar del criminal es ocupado por el escritor. El escritor trasgrede la ley de la repetición de la significación, es decir se aparta y perturba la tranquilidad de los estereotipos y produce la “inseguridad” en el orden establecido del sentido y también transgrede la ley del género. Como ha dicho el Dr. Freud: es más fácil cometer un crimen que borrar sus huellas. El crítico investiga las huellas de las transgresiones, busca las apropiaciones, los desvíos, los fraudes. Esa búsqueda la hace en la escena del crimen que es el texto literario. El texto literario es una esceno-grafia, una puesta en escena de los sentidos de la escritura. El objetivo del crítico no es encontrar una verdad sino indagar acerca de la construcción de las operaciones de producción de sentido, no para castigar con una penalidad sino para celebrar la diversidad y la dimensión significativa que tiene una magnitud sin límites establecidos a priori.

¿En qué sentido puede entenderse la afirmación "la ficción no representa la realidad, la postula", uno de los temas a tratar en el curso?

La ficción literaria pertenece a un orden diverso del que opone verdad a mentira. El discurso de la historia o el discurso periodístico se fundan en la correspondencia entre discurso y mundo representado. En cambio, la ficción literaria al salirse de esa lógica narra lo inverificable. De este modo, hace incalculables las posibilidades de tratamiento. No rechaza una supuesta realidad objetiva: muy por el contrario, indaga en sus modulaciones, en sus tensiones contradictorias, colocándose más allá de la intrínseca ingenuidad con que se pretende saber de antemano en qué consiste la realidad. Todo lo que no implica el rechazo de cualquier forma de ética de la verdad, sino una exploración menos primaria y elemental. Entonces, si la ficción no busca repetir un supuesto real reconocible por todos, postula la posibilidad de una realidad otra. Digamos rápidamente, sin necesidad de explicarlo, El proceso de Franz Kafka, es una ficción, lo que narra no se correspondía al momento de su escritura con una realidad verificable, pero quién duda que ha imaginado la emergencia de un ejercicio del poder que hemos vivido con la certeza que otros discursos no han podido significar. Ricardo Piglia con esa tesis apunta a pensar que los saberes que se ponen en juego en las ficciones literarias no dependen de la verificación, sino que producen modalidades de producción de sentido de otro orden.