Diversos episodios musicales componen este film-revista en el que Del Carril procuró fusionar sus dos grandes pasiones: el cine y el tango.
Un joven poeta al borde del suicidio recibe un obsequio fatal: una piel disecada que es en realidad un talismán capaz de conceder cualquier deseo.
Juan trabaja en una mina de carbón en Río Turbio, en sur de la Argentina. Anna ha sufrido la desaparición de su esposo, la única persona en el país que ella conocía. A su manera, ambos viven aislados de todo y de todos.
La acción transcurre en la provincia del Chaco, en 1929. Un tren avanza cargado de hombres y mujeres que buscan trabajo cosechando algodón en las modestas chacras de colonos inmigrantes.
La trama es muy improbable y mezcla alegremente los inicios marginales del tango, la guerra, dos amores, el periodismo y la amnesia.
Este fue uno de los primeros largometrajes de Zeman, maestro checo del cine de animación y fantasía, y creador de clásicos como Una invención diabólica y El barón de la castaña.
El personaje es histórico y sus crímenes legendarios. Según el historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, La Quintrala fue “azotadora de esclavos, envenenadora de su padre, opulenta e irresponsable Mesalina, cuyos amantes pasaban del lecho de la lascivia a sótanos de muerte”.
A primera vista, esta tercera adaptación cinematográfica de la novela del autor cubano-español Alberto Insúa es una obra atípica en la filmografía de Del Carril. Sin embargo, los motivos románticos, el sentido trágico, el desborde expresionista en una escena onírica y la narración fuerte y sintética son rasgos recurrentes de su estilo cinematográfico.
El drama de los mensúes en los yerbatales misioneros ya había sido tratado por Mario Soffici en Prisioneros de la tierra (1939) pero Del Carril lo abordó en términos más brutales y pragmáticos: no es el fatalismo de la tierra lo que oprime a sus personajes, sino la lisa y llana explotación del hombre por el hombre.
Una cita con la vida
La película es una adaptación de la novela “Calles de Tango”, de Bernardo Verbitzky, y su tema guarda semejanzas con la obra “Los de la mesa 10” de Dragún, así como con la versión cinematográfica que realizó después Simón Feldman: una pareja de jóvenes se enamora pero las diferencias sociales de sus respectivas familias complican esa relación.
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