La directora invita al espectador a reflexionar sobre la construcción de la propia identidad –la suya, la de toda una sociedad– a partir de una ausencia: la de sus padres, desaparecidos y asesinados por la última dictadura militar argentina.
Los personajes de Días de mayo -jóvenes idealistas, no siempre militantes, en medio del Rosariazo, en 1969- comparten la intención de modificar el mundo.
Uno de los primeros y más tremendos asesinos seriales de la historia del cine apareció en este film. Su objetivo son, como queda claro en una impresionante escena inicial, las muchachas que padecen algún defecto físico.
Dos hermanas gemelas son investigadas por un crimen que pudo haber cometido una de ellas. Junto con Cuéntame tu vida de Hitchcock, este fue uno de los films pioneros en la incorporación de psicoanálisis como herramienta decisiva en la resolución de un delito.
King Kong enfrenta a su equivalente mecánico en esta película que, como casi toda obra de Ishiro Honda, sorprende por su imaginación disparatada.
Un artista utiliza una obra presuntamente vanguardista para espiar la actividad sexual de su vecina, lo que lleva a esta a demandar quid pro quo.
Tras el éxito de las películas de Freddy Krueger, la productora Gale Ann Hurd (Terminator) llevó adelante este film gore de tema similar, aunque con una vuelta de tuerca propia. Una muchacha sobrevive a la inmolación de un grupo religioso pero luego es acosada por el fantasma de su líder espiritual.
Un villano neonazi decide envenenar el agua de tres ciudades con una sustancia que afecta solo a la población negra. Jim Brown, Fred Williamson y Jim Kelly, los máximos héroes afroamericanos del cine de acción se reúnen para detenerlo.
Por negarse a un matrimonio arreglado por su familia, la bellísima Eleonora Giorgi es enviada a un convento, donde tratarán de doblegar su rebeldía por todos los medios. Esta premisa es la habitual en el “nunploitation”, que es algo así como el cine de cárcel de mujeres pero con hábitos.
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En los años noventa se generó una cuantiosa literatura de reconstrucción de la historia guerrillera y la masacre subsiguiente, una investigación necesaria y que tuvo su correlato en el cine. El rescate testimonial generó, sin embargo, un nuevo paradigma que tiende a la glorificación de la utopía irrealizada y, por tanto, impoluta. Al sumar su relato a los ya circulantes, Nicolás Prividera vulnera y critica la nueva historia oficial.
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