Henri Verdoux ha perdido la fe en la humanidad y con ella las limitaciones morales que esa humanidad impone. La depresión económica le ha quitado el trabajo de toda su vida y lo obliga a elaborar un plan para mantener a su familia y conservar su “clase”.
Narciso Ibáñez Serrador construye una historia en la que los niños son realmente terribles y juegan a la muerte sin nunca perder su inocencia. Las víctimas son una pareja de recién casados que llegan a una pequeña isla española sin adultos, con cientos de infantes que parecen multiplicarse cual plaga.
El sueño de la familia americana se derrumba. Un niño, nacido deforme por las pastillas anticonceptivas consumidas por su madre, se transforma en un asesino buscado por toda la policía local.
El samurái Ryunosuke Tsukue, maestro de la espada katana, es único en su especie. No expresa sentimiento alguno, parece no tener sangre en las venas, no quiere absolutamente a nadie, solo manifiesta una mirada vacía y una forma peculiar para luchar: no se aferra ni respeta ningún estilo.
Alegoría de la guerra de Vietnam, el film propone, entre líneas, una visión profundamente crítica de la política norteamericana, concentrada en la ocupación brutal, autoritaria e ineficiente de un ejército dispuesto al exterminio de la población civil “diferente”.
Además de inventar uno de los más populares antihéroes de la década y de inspirar una larguísima lista de secuelas, imitaciones y variaciones, Wes Craven llevó el género hacia la compleja zona de cruce entre el cine y lo onírico, que en general ha sido reclamada prioritariamente por las vanguardias.
Si todo villano cuenta con un plan macabro, el de Divine y compañía posiblemente sea el menos vil de todos. Porque, ¿qué mal puede hacer el deseo de destruir a todo aquel que no le permita quedarse con el título de la “persona viva más repugnante”?
La banda liderada por Jesse James y Cole Younger es el terror de bancos y trenes de todo el sur de los Estados Unidos posterior a la guerra civil. El film narra la historia de éstos forajidos desde el auge hasta su ocaso.
Hooper filmó documentales y cortos hasta que en 1974 debutó con este hito del splatter, la cruda descripción de lo que sucede cuando unos jóvenes bobos se topan con una familia de psicópatas, uno de los cuales anda por ahí con el rostro cubierto por una máscara hecha con piel humana.
Una adaptación de The Midwich Cuckoos de John Wyndham sobre una extraña forma de invasión extraterrestre: doce chicos nacen simultáneamente en un pueblo inglés, todos niños prodigios provistos de peligrosos poderes paranormales que provocan el rechazo de sus supuestos padres terrícolas.
La noche del cazador
Harry Powell es seductor. Y fachero. Y muy malo. Aunque también es torpe y bruto, y esconde su burda codicia (plata, solo quiere plata) detrás de sermones grandilocuentes que, quizás, hasta él mismo cree.
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