Fue el film más caro de la historia del cine alemán y con el tiempo resultó también uno de los más influyentes, pero pocos pudieron verlo tal y como lo concibió su director Fritz Lang.
Este film se hizo célebre por la curiosa combinación Sarli-Nilsson. Aunque en su momento decepcionó a los seguidores de ambos, en perspectiva se trata de una obra atípica y audaz en la que Nilsson logra un perfecto correlato entre la aridez desoladora del paisaje y la devastación emotiva de sus hombres y mujeres.
De manera episódica, el film describe las andanzas de un hombre obsesionado con el marxismo y con los gorilas, y sus esfuerzos por recuperar un amor perdido.
No sólo es un testimonio directo y duro sobre la niñez desamparada sino también un film de peculiares calidades formales, en el que se sabe lo que se dice, se lo narra con un lenguaje dramático apropiado y se lo fotografía con una permanente calidad plástica.
Junto con el neorrealismo, este fue uno de los films esenciales de la inmediata posguerra, pero quedó olvidado después seguramente por la escasa distribución internacional que suele tener la producción húngara.
The Rocky Horror Picture Show
La obra musical de Richard O’Brien, potenciada en el film, tomaba reconocibles lugares comunes del cine de terror para hacer saltar por los aires los arquetípicos de género.
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