Drácula es siempre una buena excusa para el exceso. Y acá parecen haber redoblado la apuesta: un equipo internacional, dirigido por el estadounidense Morrissey, que venía del underground, se propone hacer una película de Dracula en plan de EuroTerror a mitad de la década del 70.
La hija de Drácula
La actuación de Holden se convirtió en ícono e inicio de las imágenes lesbovampíricas. Pero la película tenía más para dar, porque, como sostiene Benshoff en su libro sobre diversidad sexual y cine de terror, también plantea una alianza que representa una forma comunitaria queer
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