El sida, dice Alicia Vaggione, es un acontecimiento desde el que se trazan muchas coordenadas del presente;1 como quizá ningún otro virus, llevó adelante una tarea formidable de reorganización de formas culturales, en varias direcciones: se politizó apenas cobró estado público, poniendo en escena, con una nitidez sin precedentes, las biopolíticas de la vida y la muerte que se conjugaron alrededor de la enfermedad; politizó también los modos de visibilizar el cuerpo enfermo y el cuerpo sano en la esfera pública, y sobre todo los lenguajes del contagio y la movilización de afectos que produce. ... Seguir leyendo