Un imperio en decadencia aparece sintetizado en la locura de Calígula y, aunque esa alegoría está presente en el film, es evidente que para los realizadores el estado mental del emperador importaba sólo como excusa para poner en escena toda clase de excesos, desde orgías con sexo explícito hasta una curiosa máquina para decapitar, más todo lo que el espectador quiera imaginar entre ambos. Es considerado el primer film pornográfico que tuvo un elenco respetable, el costo de una superproducción y una distribución mainstream, si bien en la Argentina hubo que esperar algunos años para verlo.
Calígula (Caligula, EUA, 1980) de Tinto Brass, c/Malcolm McDowell, Peter O'Toole, Teresa Ann Savoy, Helen Mirren, John Gielgud, Guido Mannari. 156'.