Diálogo imaginario
Por Albertina Carri

—¿Cuál es su película favorita?
Meet the Feebles, una en que Los Muppets sangran, entre otras muchas cosas que les pasan. Aunque no, no sé, creo que es Muerte en Venecia o El inocente o Al azar, Baltazar, bueno, no sé, el otro día vi El hombre anfibio y rankea también junto con Fin de fiesta de Torre Nilsson, y Hellraiser, claro.

—Un panorama diverso; necesitaría un test vocacional ante esos gustos. ¿Almodóvar?
—Sí, obvio, toda su obra, sobre todo la más trash (la obra, más trash) Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y la más clínica (la obra, más clínica) La piel que habito; en el medio, todas, pero no las pongo entre mis favoritas. De los popes vivos prefiero Rabia, de Cronenberg, y de lo franca y radicalmente puto prefiero a Pasolini.

—Volvamos al primer Jackson, antes de King Kong.
—Ah, con esa siempre lloro, en todas sus versiones, pero la de Jackson me vuelve loca. Yo diría que un día perfecto tiene alguna espectacularidad de Peter Jackson cruzada con un documental de Ulrich Seidl, y podríamos cerrar la jornada con la excepcional adaptación de Akerman, La cautiva.

—Le gustan las cruzas o los cruces.
—Los cruces y las cruzas, lejos de las cruces. Sobre todo me gusta que cambie. Me gustan los cambios, esperados e inesperados, algo de la revuelta, los besos, vestirse y maquillarse para ir a una fiesta y encontrarse luego en un baño y que la acción suceda allí o viceversa; prepararse para el invierno con la bolsa de agua caliente, una música tranquila, varias pieles tibias que me rodean el ánimo y cuando abro la ventana es verano. Algo de lo incómodo, de lo inasible, algo del orden del ridículo sería lo que busco en la pantalla. La vida es demasiado solemne, con sus cuentas a pagar, la escolarización de los niños y niñas, los cambios climáticos, los formularios que hay que llenar para cualquier cosa, las masacres y las comunidades vulneradas, las fiestas siempre en nombre de.

—El cine sería entonces su filosofía de vida.
—El cine es una herramienta de supervivencia, no es evasiva, es construcción de realidad. Si no mire a Hollywood y su imperio Ave César construido en nombre de la buena conciencia hétero judeocristiana capitalista bien pensante de género binaria tecnócrata burocrática discriminatoria.

—El suyo es un discurso protopunk.
—No, más bien postpunk; estamos rodeados de cadáveres, montañas de cuerpos olvidados por el sistema pero deseantes al fin, obligados a tributar a los estados que igualmente los olvidan. La pregunta sería: ¿nos olvidan realmente? Nos olvidan, nos obliteran de sus grandes relatos; es otra forma de memoria, más fantasmal. Más bien ponen nuestros deseos fuera de toda norma, y así construyen un mundo que parece olvidarnos, pero la operación es más grave porque en esa omisión nos recuerdan siempre como minoría, siempre como vulnerables, siempre del otro lado.

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Fragmento de la introducción a la tercera edición de Asterisco, Festival Internacional de Cine LGBTIQ, por Albertina Carri, su directora. Hasta el domingo 6 de noviembre, Malba Cine será nuevamente sede del festival.