Efectos virales, que se llevará a cabo el miércoles 14 y el viernes 15 de junio en el Auditorio Malba. 

"> Liliana Maresca Malba

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Liliana Maresca
Por María Laura Gutiérrez

Liliana Maresca. Espacio disponible, 1992. Parte de la exposición Verboamérica.

L*s historiadores del arte que han estudiado los recorridos y el trabajo de Liliana Maresca coinciden en la imposibilidad de definir sus obras y acciones en una única línea de análisis o pertenencia a los procesos artísticos ocurridos en los años ochenta y mediados de los noventa. Sus obras exceden las modalidades disciplinares y se yuxtaponen en un recorrido que articula pintura, escultura, objetos, foto-performances, instalaciones, intervenciones espaciales, entre tantas otras operaciones que pueden destacarse en el frenesí de su hacer. Ella quería todo, como le gustaba decir, era un cuerpo en constante modo de experimentación: “quiero la torta y la porción y las migas del mantel. Todo quiere la ávida”. De algún modo, esta frase define su intensidad artística.

A contracorriente de la idea de algo nuevo y festivo, Maresca puso en marcha una obra que enfatizaba el desencanto y la melancolía, que tejía y arrastraba las huellas de lo que fue un pasado glorioso. Un porvenir colectivo que construía, desde las sombras de esas sensaciones, redes de afinidades creativas alrededor del deterioro. Imagen que, de manera similar a otras producciones de Maresca, nos presenta en un mismo movimiento procesos que involucran al cuerpo, los afectos de una intimidad y los pesares de una época.

Ahí donde resuena la cercanía de la muerte también está la fantasía de la movilidad eterna, una experiencia que desajusta el poder sobre la vida atravesada por el virus. De algún modo, también inaugura una heterotopía, tanto en el contexto de producción de la artista como en la posterior recepción. El anacronismo en estas obras nos enfrenta a un ritmo que rompe con la linealidad progresiva del tiempo asociada a la finitud de la vida y habilita una imaginación política e histórica diferencial sobre el devenir de las personas portadoras del vih durante los años noventa.

“¿Qué queda cuando no queda cuerpo?”, se preguntaba Maresca ante el avance del virus. Así, frente al desamparo, generó obras y espacios que se abrían a la posibilidad del deseo, aquél que anunciaba y, quizá por un instante, prometía lo posible para imaginar otros devenires subjetivos del propio cuerpo.

Infancia, movilidad e inmovilidad, tiempos superpuestos en objetos y acciones que se suspenden en el juego, estrategias que se desmarcan de las formas de productividad del capitalismo. Lo lúdico como una profanación de lo sagrado, como acto caprichoso de libertad frente al cuerpo diezmado, un frenesí a contracorriente de su propia vulnerabilidad, un espacio de experimentación, como decía Maresca, “donde cada uno se dedicará, por si acaso, a vivir más su propia vida”.

Las casas se venden, se alquilan, se derriban, se ocupan. Nos hacen mudar de piel, construir sus espacios y sus fantasmas, con nuevos espacios, con el devenir de los cuerpos que nos construye en cada hábitat. Siempre hay imágenes personales, colectivas, que inventan aquello que no sabemos y que nos precede allí donde elegimos construir un espacio para la disponibilidad de la vida. Imaginarse apta a todo destino es abrirse hacia aquella pregunta que no puede ser respondida con anterioridad. Es una fuga en un presente siempre efímero. Es ésta una pregunta que nos interroga en la acción que Liliana Maresca realizó en el Casal de Catalunya de la ciudad de Buenos Aires en su instalación Espacio Disponible en 1992”.

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Fragmentos extraídos de Gutiérrez, M.L, Bevacqua, G. y Lemus, F. (2016). Imágenes y contagios de un frenesí lúdico. Batato Barea, Liliana Maresca y Omar Schiliro. Leído en I Coloquio Internacional sobre Estudios y Políticas de Género. Los mil pequeños sexos. UNTREF [en prensa]; y de Gutiérrez, M.L (2014). Intensidades a la deriva. Erotismo, deseos y cuerpos en los trabajos de Liliana Maresca. Leído en el I Workshop Mujeres, Arte y Experiencias en Latinoamérica durante el siglo XX. Organizado por el grupo de Investigación en Artes, género y feminismo del IIEGE-FFyL-UBA.

María Laura Gutiérrez será una de las participantes del seminario Efectos virales, que se llevará a cabo el miércoles 14 y el viernes 15 de junio en el Auditorio Malba. 

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