07.05.2019

Sameer Makarius y la Nueva Figuración

Parte de la exposición Mundo propio

Pintor y fotógrafo, Sameer Makarius (El Cairo, 1924 – Buenos Aires, 2009) vivió en Alemania y Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Fue cofundador del grupo húngaro de arte concreto y, en 1946, participó de la primera exposición conjunta de arte abstracto húngaro. Se dedicó a la fotografía desde los inicios de la década del 50. En 1953 se radicó definitivamente en la Argentina, donde fue miembro fundador de los grupos Artistas No Figurativos Argentinos (ANFA) y Forum (1956). A partir de 1957, realizó una extensa serie de retratos de artistas plásticos; un libro que reúne estos trabajos –Retratos y textos de artistas– se publicó tardíamente (2008). Otro de sus grandes temas fue la ciudad de Buenos Aires, y sus imágenes fueron compiladas en los volúmenes Buenos Aires y su gente (1960) y Buenos Aires, mi ciudad (1963). Makarius fue también coleccionista de imágenes antiguas, curó exposiciones y publicó ensayos sobre fotografía.

Sameer Makarius. Café en La Boca, ca. 1959.

En agosto de 1961 formó parte de la primera exposición del grupo Otra Figuración en la galería Peuser, un evento fundacional para el arte argentino de esa década, junto a Ernesto Deira, Carolina Muchnik, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega. El catálogo se iniciaba con una declaración conjunta de los participantes: “No constituimos un movimiento, ni un grupo ni una escuela. Simplemente somos un conjunto de pintores que en nuestra libertad expresiva sentimos la necesidad de incorporar la libertad de la figura”.

Tapa catálogo "Otra figuración". Galería Peuser, 1961.

 

Makarius presentó Textos bíblicos, una serie de impresiones fotográficas a partir de negativos pintados y dibujados por él que representan escenas de la Biblia y en las que se ven figuras “destrozadas, anhelantes, calcinadas, muy de nuestro tiempo”, según las palabras de Hugo Parpagnoli en una crítica publicada en aquel año en La Prensa. Las imágenes están construidas según el típico lenguaje expresionista basado en una idea creativa del caos que sería la marca distintiva de ese nuevo tipo de figuración, pero Makarius se aleja del amplio espectro de colores con el que trabajan sus colegas y utiliza un estricto blanco y negro. Solo los títulos de las obras –Sansón, La cabeza de Jonás, Bethsabé– dan una referencia del tema tratado, ya que las figuras retratadas son mayormente abstractas y ciertamente difíciles de identificar.

Sameer Makarius. La cabeza de Jonás, 1961.

Temas bíblicos”, explicó Makarius años más tarde, “se trata de dibujos sobre un soporte transparente de los cuales se puede hacer copias y ampliaciones sobre papel fotográfico. Esta técnica fue usada en 1850 por Delacroix, por Camile Corot desde 1854 y por Theodore Rousseau, Charles Francois Daubigny, Jean Francois Millet y otros. El nombre dado a este procedimiento y a las obras resultantes fue ‘cliche verre’ (negativo vidrio). Desde el invento del procedimiento, hace ya siglo y medio, fueron muchos quienes lo usaron, entre ellos Paul Klee. Como en los grabados, los cliche-verre no traban técnicamente el libre desenvolvimiento de la creatividad. Los cliche-verre tienen una importantísima ventaja sobre los tacos o planchas de los grabados: se pueden efectuar en mayor o menor tamaño que el del cliche-verre original, por simple proyección sobre el papel fotográfico. Mientras que de las planchas –estrictamente son los originales– se pueden hacer únicamente copias, impresiones de idénticas medidas”.

Sameer Makarius. Sansón, 1961.

Sameer Makarius. Bethsabé, 1961.

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