Diario
Exposiciones

El edificio Copan: una encrucijada de territorios


Madalena Schwartz. Vista nocturna del edificio Copan, 1981.

El edificio Copan, diseñado por el mítico arquitecto modernista Oscar Niemeyer, es una de las construcciones más emblemáticas de San Pablo, un hito urbano que destaca por su estructura curva entre los rascacielos rectos de la ciudad. Fue inaugurado en 1966 luego de 9 años de obras. Posee 38 plantas, 118 metros de altura, 22 ascensores, 1 helipuerto y 1.160 departamentos en los que habitan y circulan multitudes. Su área comercial está compuesta por 72 locales, además de un cine convertido en iglesia evangélica. Su fachada mide 45.000 m2. Allí vivió desde 1962 Madalena Schwartz, y allí también montó en los setenta su propio estudio, donde realizó cientos de fotografías de un grupo tremendamente heterogéneo de personas.

En los alrededores del Copan se concentraba entonces gran parte de la vida nocturna paulista: el Teatro Cultura Artística, las salas de cine clásico como el Cine Bijou y la Sala Sérgio Cardoso, el Foto Cine Clube Bandeirante –donde Schwartz perfeccionó su técnica fotográfica–, el bar Barney’s y el restaurante Gigetto, frecuentados por músicos y actores. En ese contexto, el propio edificio –ubicado en “una encrucijada de territorios”, como señalan los curadores Gonzalo Aguilar y Samuel Titan Jr.– funcionó como el centro de una red física y simbólica, un espacio de encuentro en el que se mezclaban y entrecruzaban la cultura académica con la popular, el arte de vanguardia con el folclore urbano, los visitantes ilustres con los residentes anónimos. Y en su interior, el estudio Schwartz se convirtió en un punto de reunión que ofrecía empatía y refugio. “Las sesiones fotográficas en el Copan”, escribe el periodista Chico Felitti, “cobraron un aura aún mayor de prestigio en los círculos de la noche LGBTQ. Travestis y transformistas desaparecían por una tarde, como si hubiesen sido abducidas, y volvían diciendo que habían pasado la tarde con Madalena”.


Madalena Schwartz. Dzi Croquettes: Carlinhos Machado y Paulette, ca. 1973.

La larga secuencia de Schwartz en la que el peluquero Danton –uno de los personajes del barrio– aparece retratado junto a otra persona no identificada permite ver partes del entorno domestico del estudio y de la arquitectura del edificio: los marcos y los brise-soleil de las ventanas, las lámparas, una estantería con libros, el marco de un cuadro, e incluso el gato que vivía con la fotógrafa y su familia.


Madalena Schwartz. Danton y persona no identificada, años 70.


Madalena Schwartz. Danton y persona no identificada, años 70.


Madalena Schwartz. Danton, años 70.

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Diario

Las metamorfosis
Travestis y transformistas en San Pablo, años 70

La exposición Las metamorfosis propone una inmersión en el extenso ensayo fotográfico que Madalena Schwartz comenzó a producir en 1971, cuando retrató a travestis, transformistas y figuras de la noche paulista.

Por Gonzalo Aguilar y Samuel Titan Jr.

Madalena Schwartz con una cámara Asahi Pentax, San Pablo, ca. 1969. Archivo Pedro Luis Szigeti, Buenos Aires. En 1960, a punto de cumplir cuarenta años, Madalena Schwartz –nacida Magdolna Mandel en 1921 en Budapest, Hungría, emigrada a los doce años a la Argentina, casada y madre de dos hijos– se mudó con su familia a la ciudad de San Pablo, en Brasil, donde compró y administró una lavandería llamada Irupê. Su vida cambiaría nuevamente apenas unos años más tarde, cuando uno de sus hijos ganó una cámara fotográfica en un concurso televisivo. Schwartz se interesó de inmediato por el artefacto, realizó cursos en el legendario Foto Cine Club Bandeirante y, cerca de cumplir cincuenta, inició una sorpresiva carrera artistica que la transformaría en una figura expresiva única. La vida de Schwartz giraba por completo alrededor del centro de la ciudad, donde estaba emplazado su trabajo y también su vivienda, en el monumental edificio Copan diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer. Allí comenzó a retratar a los personajes de esa agitada zona –el núcleo de la red física y simbólica de la escena paulista–, muchas veces utilizando su propio departamento como estudio improvisado. Frecuentaba además los teatros cercanos y empezó a colaborar de modo independiente con diversos periódicos y revistas. Durante los años 70 y 80, su trabajo para la prensa la llevó a viajar por Brasil y por el exterior, retratando a los protagonistas principales de la vida cultural brasileña: intelectuales, vanguardistas, directores de teatro, actores y actrices (especialmente notable en ese período es una sesión con Clarice Lispector, durante el Congreso Internacional de Brujería de 1975 en Bogotá). Un año antes, había realizado en el Museo de Arte de San Pablo su primera exposición individual, en la cual incluyó diversos retratos de travestis y transformistas.
Madalena Schwartz. Danton y una persona no identificada, años 70. Esta serie de retratos de travestis y transformistas fue realizada en gran parte en su estudio, con luz artificial, puestas teatrales y una gran atención y despliegue en el maquillaje y el vestuario. La decisión de fotografiar a estas figuras ambiguas y fuera de la norma –algunas sumamente famosas como el cantante Ney Matogrosso, pero la mayoría desconocidas para el público–, aleja a Schwartz del “buen gusto” de los fotógrafos profesionales del período y la vuelve impulsora de una retórica kitsch rupturista que se deleita en lo popular. Pero también la convierte en la anfitriona de un ambiente de complicidad y empatía, una intimidad protegida de la violencia de la calle y de la represión del gobierno militar de Emílio Garrastazu Médici, en la que las retratadas pueden experimentar y expresarse con total libertad.
Madalena Schwartz. Danton y una persona no identificada, 1973.  

Diario

Madalena Schwartz, fotógrafa

En 1960, a punto de cumplir cuarenta años, Madalena Schwartz –nacida Magdolna Mandel en 1921 en Budapest, Hungría, emigrada a los doce años a la Argentina, casada y madre de dos hijos– se mudó con su familia a la ciudad de San Pablo, en Brasil, donde compró y administró una lavandería llamada Irupê.


Madalena Schwartz con una cámara Asahi Pentax, San Pablo, ca. 1969. Archivo Pedro Luis Szigeti, Buenos Aires. En 1960, a punto de cumplir cuarenta años, Madalena Schwartz –nacida Magdolna Mandel en 1921 en Budapest, Hungría, emigrada a los doce años a la Argentina, casada y madre de dos hijos– se mudó con su familia a la ciudad de San Pablo, en Brasil, donde compró y administró una lavandería llamada Irupê. Su vida cambiaría nuevamente apenas unos años más tarde, cuando uno de sus hijos ganó una cámara fotográfica en un concurso televisivo. Schwartz se interesó de inmediato por el artefacto, realizó cursos en el legendario Foto Cine Club Bandeirante y, cerca de cumplir cincuenta, inició una sorpresiva carrera artistica que la transformaría en una figura expresiva única. La vida de Schwartz giraba por completo alrededor del centro de la ciudad, donde estaba emplazado su trabajo y también su vivienda, en el monumental edificio Copan diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer. Allí comenzó a retratar a los personajes de esa agitada zona –el núcleo de la red física y simbólica de la escena paulista–, muchas veces utilizando su propio departamento como estudio improvisado. Frecuentaba además los teatros cercanos y empezó a colaborar de modo independiente con diversos periódicos y revistas. Durante los años 70 y 80, su trabajo para la prensa la llevó a viajar por Brasil y por el exterior, retratando a los protagonistas principales de la vida cultural brasileña: intelectuales, vanguardistas, directores de teatro, actores y actrices (especialmente notable en ese período es una sesión con Clarice Lispector, durante el Congreso Internacional de Brujería de 1975 en Bogotá). Un año antes, había realizado en el Museo de Arte de San Pablo su primera exposición individual, en la cual incluyó diversos retratos de travestis y transformistas.
Madalena Schwartz. Danton y una persona no identificada, años 70. Esta serie de retratos de travestis y transformistas fue realizada en gran parte en su estudio, con luz artificial, puestas teatrales y una gran atención y despliegue en el maquillaje y el vestuario. La decisión de fotografiar a estas figuras ambiguas y fuera de la norma –algunas sumamente famosas como el cantante Ney Matogrosso, pero la mayoría desconocidas para el público–, aleja a Schwartz del “buen gusto” de los fotógrafos profesionales del período y la vuelve impulsora de una retórica kitsch rupturista que se deleita en lo popular. Pero también la convierte en la anfitriona de un ambiente de complicidad y empatía, una intimidad protegida de la violencia de la calle y de la represión del gobierno militar de Emílio Garrastazu Médici, en la que las retratadas pueden experimentar y expresarse con total libertad.
Madalena Schwartz. Danton y una persona no identificada, 1973.  

Sala 3. Nivel 1

05.11.21— 14.03.22

Las metamorfosis
Madalena Schwartz

Una exposición dedicada al ensayo fotográfico en el que Madalena Schwartz (Budapest, 1921 – San Pablo, 1993) retrató a las travestis y transformistas que frecuentaban la escena alternativa de San Pablo durante la primera mitad de la década de 1970, en plena dictadura militar.

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