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Rosana Paulino: pretuguesa y amefricana
Por Andrea Giunta

En la Argentina, donde las memorias de la esclavitud y de la presencia africana han sido persistentemente borradas, la presentación de la obra de Rosana Paulino enciende el pasado y también el presente. Las palabras de origen africano integran el vocabulario cotidiano en el español que se habla en el país. Términos como quilombo, tango, macana, bobo, chongo, milonga, bancar, mochila o ¡epa! forman parte de nuestra comunicación diaria. La exposición de Rosana Paulino en Malba introduce la presencia de una ausencia, una presencia negada. [1]

Se trata de un relato sensible y conceptual intenso. ¿Cómo comprender el proceso de la colonialidad en nuestro continente, al que llegaron millones de africanos capturados, vendidos y transportados en barcos donde, en condiciones inhumanas, cruzaron el Atlántico? “Atlántico negro”, lo denominó Paul Gilroy; “Atlântico vermelho” (rojo), lo denomina Rosana Paulino en una de las piezas centrales de la exposición. [2] Un océano impregnado por la violencia y la muerte, que involucró el traslado de vidas humanas, y las identidades cruzadas a las que dio lugar en América y en las islas del Caribe.


Rosana Paulino. Pared de la memoria, 1994-2015.

La pregunta por el origen, la interrogación del pasado, adquiere en la obra de Paulino la presencia de un desmesurado álbum familiar (Parede da memoria [Pared de la memoria], 1994-2015) en el que la artista traslada a la tela las fotografías de sus antepasados. Se trata, en verdad, de pequeños sacos, denominados patuás, que contienen objetos o sustancias vinculados al axé o la fuerza mágica en las creencias umbanda, y que también están presentes en el catolicismo popular. [3] Estos pequeños objetos, más de mil, se extienden a la manera de un mural, produciendo una vibración cromática de sepias delicados cuyas representaciones solo podemos ver cuando nos acercamos. Son dos visiones, una sensible, cromática, que se extiende en una dilatada superficie; otra cercana, en la que Rosana repite y combina su álbum de familia. Esta tensión entre lo distante y lo cercano produce una mirada en abismo, un salto emocional, ya que la historia de su familia comenzó nuevamente en el Brasil, después de la ruptura que produjo la diáspora del traslado violento desde otro continente: África. 

La interrogación es, también, sobre el lugar de las mujeres. El de ella, el de las de su familia, el de las mujeres negras en la sociedad brasileña en la que, por la racialización, por la pobreza, ocupan la base de la pirámide social. Las suturas (Rosana prefiere esta palabra antes que el término costura) cruzan los ojos, la boca, el cuello. Obliteran los sentidos, la palabra, el pensamiento, tal como lo hacían en las mujeres esclavizadas los castigos que se les imponían y de los que nos llegan imágenes del siglo XIX. [4]

¿Podemos referirnos, en el caso de la obra de Rosana Paulino, a una obra feminista? En principio, ella siente que esta clasificación le resulta extraña, y sobre este aspecto explica: 

Una reivindicación del feminismo clásico, el derecho al trabajo, nunca fue una cuestión para la mujer negra. Nosotras trabajamos desde siempre, es eso o morir de hambre. Mi madre fue empleada doméstica en Perdizes, en el barrio de la PUC de San Pablo [Pontifícia Universidade Católica de São Paulo], una de las cunas del feminismo en San Pablo. Muchas de esas mujeres podían ser feministas porque había alguien limpiando su casa, cuidando de sus hijos. [5]


Rosana Paulino. Sin título. De la serie "Bastidores", 1997 [Detalle].

¿Podía ser el derecho al trabajo parte de la agenda de las mujeres negras que toda su vida habían trabajado? Su hermana, asistente social, le describe el maltrato físico que sufren las mujeres en el contexto familiar contemporáneo, que presenció cuando trabajó como pasante en una comisaría. Tal conocimiento impulsa en Rosana la realización de sus conmovedores bastidores. El pasado y el presente se funden en estas imágenes. Y el álbum familiar es, también, el que construye el archivo. Aquel que Rui Barbosa, entonces ministro de Economía del Brasil, ordena quemar después de la promulgación de la Ley Áurea que, en 1888, abolía la esclavitud (el Brasil fue el último país de América Latina en hacerlo). Los documentos vinculados a la posesión de esclavos, libros de registros, documentos fiscales y aduaneros en los que se encontraba parte de la historia y de la identidad de las personas arrancadas de África para ser esclavizadas en América, fueron destruidos.

Este acto implicó el borramiento del pasado. La reconstrucción del álbum de familia y la investigación en archivos paralelos (eclesiásticos, periodísticos) revela que no pudieron eliminarse los vestigios ni las pruebas. [6] El retrato familiar es uno de los espacios afectivos y testimoniales desde los que el arte de Rosana y de otras y otros artistas brasileños reconstruye una historia de sojuzgamiento, borramientos y, a la vez, de afectos: la vida enraizada por lazos familiares y afectivos que construyeron en este continente. 

 

Notas

1. Para esta exposición ha sido fundamental el excelente trabajo que realizaron en la Pinacoteca de São Paulo Valéria Piccoli y Pedro Nery, curadores de la exposición Rosana Paulino: a costura da memória, 2018-2019. 

2. Atlântico vermelho [Atlántico rojo] es una serie que Rosana Paulino realiza entre 2016 y 2017, con impresiones de imágenes sobre tela en las que reverberan las marcas de un pasado irresuelto del Brasil. El concepto de “Atlántico negro” fue propuesto por Paul Gilroy en Atlántico negro. Modernidad y doble conciencia, Madrid, Akal, 2014 (1ª ed. en inglés, 1993). El autor considera las tensiones e intercambios que atraviesan orígenes y nacionalidades en las comunidades negras de América, África occidental y el Caribe.

3. Por ejemplo, en los relicarios de la Tierra Santa que custodian los franciscanos y sus creyentes. Umbanda es una religión multifocal y multicultural, de prácticas plurales, que introduce elementos de las religiones africanas, aborígenes (tupí) y católicas. Renato Ortiz, “Du syncrétisme a la synthèse : Umbanda, une religion brésilienne”, Archives de sciences sociales des religions, Lyon, nº 40, pp. 89-97, julio-diciembre de 1975, https://www.persee.fr/doc/assr_0335-5985_1975_num_40_1_1920 (consultado el 12 de febrero de 2024).

4. Jacques Étienne Arago (1790-1855), Castigo de esclavos, 1839. Museu Afro Brasil y Richard Bridgens, Máscaras faciales y collares de castigo para esclavos, Trinidad, 1836.

5. Rosana Paulino en Nelson Gobbi, “Arte negra não é moda, não é onda. É o Brasil”, O Globo, Rio de Janeiro, 29 de abril de 2019, (https://oglobo.globo.com/cultura/artes-visuais/rosana-paulino-arte-negra-nao-moda-nao-onda-o-brasil-23626464, (consultado el 12 de enero de 2024). Traducción de la autora.

6. La artista Aline Motta recurrió a estos archivos para reconstruir su propia historia. Ver Aline Motta y Andrea Giunta, Aislamiento global / Intercambio personal, Centro Cultural Kirchner, 2021, https://www.youtube.com/watch?v=dn8vE9-z9ok&t=6s (consultado el 12 de enero de 2024).

 

Los fragmentos aquí reproducidos fueron extraídos del ensayo publicado con el mismo título en el catálogo de la exposición Rosana Paulino. Amefricana.



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